Buscan 100 kilos de cocaína que se cree completaban la carga de la avioneta narco que se estrelló en Rosario de la Frontera

La jueza Federal de Garantías N° 2 de Salta, Mariela Giménez, dictó este viernes prisión preventiva, por seis meses, para los dos pilotos y los otros tres hombres detenidos por el secuestro de 364 kilos de cocaína, entre ellos un santiagueño. Pero los investigadores sospechan que aún restan aparecer otros 100 kilos más de la droga.
Todo decantó el martes 4 de noviembre. En un una zona rural de Rosario de la Frontera, se precipitó una avioneta boliviana e incautaron 364 kilos de cocaína, de los cuales 220 kilos habían sido enterrados en el lugar por la banda.
Los detenidos fueron conducidos ayer a la sede judicial de Salta. De la audiencia participaron el fiscal general Eduardo Villalba; la fiscal general adjunta Mariana Gamba Cremaschi, y la auxiliar, fiscal Florencia Altamirano, quienes imputaron a los cinco acusados «contrabando de importación de estupefacientes, agravado por el número de personas intervinientes y el uso de una aeronave operada de manera irregular».
«Los pilotos de nacionalidad boliviana, Juan Pablo Quinteros Peredo y Henry Álvaro Mercado Cuajera, en calidad de coautores; «partícipes necesarios», Julián Darío Mansilla (santiagueño), Jonathan Alejandro Gómez y Jorge Alberto Cuellar. Los últimos tres, también están acusados de «transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes».
«Se trató del ingreso ilegal de una aeronave cargada de droga por el espacio aéreo argentino», afirmó Villalba, lo que consideró una clara evidencia del orden trasnacional de la organización narco criminal.
Aquel martes, a las 15, algunos vecinos avistaron el vuelo irregular de una aeronave que sobrevolaba por la zona delimitada por rutas provinciales 3 y 31, que finalmente bajó en una zona de muchos árboles y arbustos, de donde luego vieron salir humo. La avioneta chocó al Volkswagen Gol Trend, el cual se incendió. Los narcos huyeron no sin antes enterrar 220 kilos de cocaína. Al llegar los gendarmes hallaron tres bolsones con 136 kilos de la droga dentro de la nave.
En forma paralela, en la comisaría de Antillas, cercana al lugar, se presentó Mansilla y denunció que cuatro sujetos armados le habían robado su auto, coincidente en marca y modelo con el que fue hallado quemado junto a la aeronave. Nadie le creyó porque había un informe que adelantó que Mansilla, Gómez y Cuellar, eran sospechosos en una organización narcocriminal.
En vista de ello, y dado que en el lugar del siniestro se halló una cédula para conducir una moto a nombre de Mansilla, el MPF pidió su detención. Luego, cayó Gómez en el puesto de control de El Durazno, en ruta 34.
Los dos pilotos ingresaron la droga en una aeronave, con matrícula de Bolivia. Dentro de la cabina había una gaseosa adquirida en ese país, una antena satelital y un GPS. En tierra, el otro brazo logístico, integrado por Mansilla, Gómez y Cuellar, esperaba la carga. Habían colocado una lona a lo largo de la pista clandestina para delimitar zona de aterrizaje.
Sin embargo, el piloto -Quintero Peredo- no pudo controlar la aeronave y se precipitó más adelante, donde la avioneta tocó con una de sus alas el auto de Mansilla, y se estrelló contra una arboleda.
Junto al vehículo de Mansilla -incendiado-, se encontraba una camioneta Ford con Gómez y Cuellar. Tras el choque, auxiliaron a Mansilla para sacarlo del auto. Luego, uno corrió a la aeronave siniestrada, extrajo tres bolsos con droga y huyó, dejando a los dos pilotos malheridos en la cabina. Esta fue la cocaína hallada enterrada.
Los 228 kilos de cocaína fueron desenterrados en bolsones con los ladrillos. Habían sido ocultados en un campo a 70 kilómetros del lugar del accidente.
En tanto, los bolivianos cayeron en la terminal de ómnibus de Rosario de la Frontera. En el lugar, que era fuertemente vigilado, se presentaron Quinteros Peredo y Mercado Cuajera con visibles rastros de lesiones en sus brazos.
Ambos terminaron de delatarse al intentar comprar una bebida energizante y pagar en dólares, lo que llevó a la empleada del local a alertar a la policía. La última detención fue la de Cuellar, el jueves en casa de una amiga, en Antillas. /El Liberal









