Scioli 2023 vuelve a tomar fuerza luego del renunciamiento de Cristina Kirchner
Luego del renunciamiento de Cristina Kirchner a una candidatura electoral en 2023, vuelve a cobrar impulso la idea de que Daniel Scioli, quien se quedó a las puertas de un triunfo en el balotaje del 2015, tenga una segunda oportunidad como postulante presidencial del Frente de Todos.
Agobiada luego del fallo que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua a ejercer cargos públicos, Cristina Kirchner denunció que el verdadero interés del aparato judicial, mediático y político del establishment era sacarla de la cancha electoral.
En un arrebato de orgullo, aseguró que no va a hacer falta que la quiten del medio con artilugios judiciales, ya que su nombre «no estará en ninguna boleta» en el 2023.
Condicionada por la sentencia judicial en su contra, la vicepresidenta sorprendió a propios y ajenos anunciando que no se escudará en los fueros para evitar la cárcel. Y argumentó que no expondrá a su fuerza política, el peronismo, a que sea mancillada a través de una campaña electoral sucia que machaque día y noche en la denuncia de que lleva en su lista a una figura condenada por supuesta corrupción.
Con este renunciamiento, Cristina Kirchner declaró la proscripción del kirchnerismo y se quedó con la épica de encarnar una fuerza política expulsada por el régimen político, aunque a un riesgo muy alto: que efectivamente luego del 10 de diciembre de 2023, los «esbirros» judiciales del «monopolio» mediático vayan a buscarla a su casa para meterla tras las rejas.
En este escenario político convulso, en el que la ex presidenta volvió a patear el tablero con un timing inesperado, recobra fuerza la idea de unas PASO del Frente de Todos en la que Scioli sea uno de los contendientes. El embajador en Brasil había manifestado tiempo atrás que su lanzamiento como precandidato presidencial estaba supeditado a que Alberto Fernández no decidiera ir por un «segundo tiempo».
Contra viento y marea, el jefe de Estado mantiene en pie la posibilidad de competir, más allá de que muy pocos en el peronismo -e inclusive en el propio entorno presidencial- consideren creíble esta alternativa, a la luz de los magros resultados de la política económica y el deterioro sostenido de su imagen pública.
Vuelve a tomar fuerza la hipótesis de Scioli 2023
De todos modos, el renunciamiento de Cristina Kirchner abre un resquicio para que Alberto Fernández pueda ilusionarse con volver a competir.
Para muchos en el peronismo, que el jefe de Estado no descarte una candidatura suena más a estrategia de sobrevivencia política, ya que el hecho de que un presidente no anhele con seguir por otro mandato equivaldría a admitir el fracaso de su gobierno.
Agazapado, Scioli espera una señal política del presidente para salir a jugar. La primera señal política ya la tuvo con la declinación de Cristina Kirchner. Como embajador en Brasil, su visibilidad pública es escasa y deberá levantar el perfil con tiempo si realmente desea que su precandidatura gane volumen y tenga llegada a la ciudadanía.
Scioli quiere una revancha después del fatal 2015, aunque en este caso se enfrentaría a un escenario distinto al de aquel año, cuando no tuvo que competir contra nadie en las PASO del oficialismo. En ese momento, Randazzo pujó por competir contra Scioli pero su precandidatura fue vetada por Cristina Kirchner. El Randazzo del 2023 podría ser el ministro de Economía, Sergio Massa, con quien lo une una vieja rivalidad interna.
En 2013, el tigrense desertó del Frente para la Victoria, formó el Frente Renovador y le ofreció a Scioli ser parte de un armado para ganarle a Cristina Kirchner, quien venía horadando el Gobierno bonaerense. El entonces mandatario provincial meditó la propuesta un buen tiempo, pero la rechazó, y ahí empezaron los resentimientos. En 2015, Massa fue candidato presidencial por una tercera fuerza (UNA) y le quitó a Scioli los puntos que hubiera necesitado para ganarle a Mauricio Macri en primera vuelta.
Si bien Massa insinuó en más de una ocasión que está dando sus últimos pasos en política, lo cierto es que el ministro de Economía ha dado sobradas muestras de «zigzaguismo» en su trayectoria y no pocos creen que si consigue estabilizar la economía y bajar la inflación en el primer trimestre del 2023, podría intentar montarse sobre eses logros para ir por la Casa Rosada.
Al margen de Alberto Fernández, Scioli y Massa, hay otras opciones dando vueltas. Por ejemplo, una eventual candidatura del camporista moderado Eduardo de Pedro. El ministro de Interior cultiva una buena relación con los gobernadores y empezó a esbozar un equipo de trabajo y un proyecto político propio, pero sus aspiraciones chocan con la realidad. Hoy por hoy su nivel de conocimiento en la sociedad no levanta vuelo, y su nombre aparece en escasas encuestas. Si Cristina decidiera levantar un candidato kirchnerista puro, el nombre de «Wado» se impone sobre cualquier otro, aunque deberá transferirle su capital político.
También se mencionó al gobernador bonaerense, Axel Kicillof, siendo el dirigente que mejor retiene el caudal electoral de Cristina Kirchner. Pero en varias oportunidades el ex ministro de Economía ratificó que sus fichas están puestas en retener la gobernación, donde tiene mejores chances de ganar dado que no hay balotaje. Solamente una orden de la vicepresidenta, que es su jefa política, para que vaya por la presidencia podría alterar su hoja de ruta electoral para el 2023.
En la Liga de los Gobernadores ningún representante seduce. El mandatario chaqueño, Jorge «Coqui» Capitanich (cercano al kirchnerismo), y el jefe de Gabinete nacional, el tucumano Juan Manzur, son los dos nombres que salen de memoria cada vez que se habla de candidaturas. Pero ninguna de ellas con el peso suficiente para mover el amperímetro en la disputa electoral. Al igual que De Pedro, dependen de una bendición de la vicepresidenta.
En definitiva, es Cristina Kirchner quien se mantiene como la referencia excluyente y centro gravitacional del peronismo. Solamente sus decisiones determinarán la oferta electoral con la que el Frente de Todos dará batalla en la difícil pulseada electoral del 2023. Aunque no sea la candidata, será la gran armadora electoral del oficialismo.