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Tras el dólar soja 3.0, el mercado descuenta la llegada de más medidas

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Se conoció finalmente la revisión de las metas del IV trimestre 2022 por parte del staff del FMI.

La revisión del programa vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), correspondiente al último trimestre del año pasado, que dio lugar al reciente desembolso a la luz de lo acontecido en el primer trimestre del año, sin lugar a dudas quedó fuera de foco. 

Así lo reflejan, por ejemplo, las estimaciones sobre el impacto de la sequía que, hoy en día, rondan entre 40% y 50%, pero el staff del Fondo trabajó con una hipótesis de 15%. De modo que todo el análisis que desarrollan, sobre todo, en el frente fiscal y cambiario, queda bastante desactualizado.

Dos números dejan bien en claro de qué estamos hablando. Las estimaciones privadas apuntan a una caída de las exportaciones cercanas a los 20.000 millones de dólares. Sin embargo, la meta de acumulación de reservas apenas se ajustó en casi 2.000 millones de dólares, lo que implica que en el año el Banco Central (BCRA) debería acumular unos 8.000 millones de dólares. ¿Cómo lo hará en medio del shock que significa una sequía histórica?

Podría llegar a hacerlo, pero ¿a qué costo?. Nada es gratis, sería a riesgo de profundizar el impacto del shock de la sequía sobre el sector externo. Algo similar ocurre con los números fiscales, que obligarían a un futuro recálculo de metas.

Está claro que en la situación actual, el Fondo hizo la vista gorda, principalmente en el flanco fiscal. Pero el tema de las reservas deja interrogantes. Los analistas ya anticipan que en las próximas revisiones emergerán estas disociaciones que impondrá la realidad, por lo que descuentan que las metas no podrán cumplirse y habrá que pedir “waivers”. Ya en el primer trimestre del año ni la meta fiscal ni la de reservas parecen haberse cumplido.

De ahí que el acento estará puesto, de ahora en más, no exclusivamente en el cumplimiento de las metas sino sobre todo en la razonabilidad de las políticas y medidas que se vayan implementando. 

Amén de todo esto, el Fondo mantiene a rajatabla dos preceptos en el andamiaje de la política económica: tasas de interés reales positivas y mayor ritmo de devaluación.

Con relación a la tasa real, el Fondo plantea que deben ser lo suficientemente positivas como para enfrentar las altas tasas de inflación mensual y apuntalar la demanda de dinero y de activos en pesos. “En una economía con muy baja intermediación financiera, la eficiencia de la tasa para mitigar la inflación es muy acotada. En cambio, entendemos que se requieren tasas que sean superiores a la expectativa de devaluación”, señalan los analistas de MegaQM

En tal sentido, el FMI dejó en claro que debe mejorar la competitividad del tipo de cambio, “lo que implica acelerar el ritmo del último mes, que fue del 5,8% y elevar las tasas de interés para que no se genere una inconsistencia que sume presiones sobre el mercado cambiario”, explican desde la gestora.

La lectura del mercado sobre el documento del Fondo no ha sido buena porque anticipa que habrá que recalcular metas, lo que será un verdadero ida y vuelta entre Buenos Aires y Washington, en medio del año electoral que no hará más que inyectar más ruido e incertidumbre.

De todos modos, resta una eternidad para llegar al 10 de diciembre, y ni que decir para cerrar el 2023. Y para arribar con el barco más o menos estable a fin de año, el mercado especula con que todavía restan más medidas por tomar, más allá del dólar soja 3.0. El foco estará puesto en equilibrar el mercado cambiario lo más que se pueda y sostener la recaudación tributaria, golpeada por las menores exportaciones y la caída del nivel de actividad.

El nuevo dólar soja (de $300) apunta a lubricar la oferta minimizando el impacto sobre la formación de los precios internos y mejorar la recaudación vía retenciones. Pero esto no parece suficiente, por ello en el mercado consideran que todavía faltan más medidas, sobre todo, con el fin de desalentar importaciones e ir desanudando el esquema cambiario. 

Por eso, en las últimas jornadas la recomendación de los consultores a sus clientes no era dólar o tasa, sino comprar pasajes y hacer todo consumo externo porque debería venir otro ajuste por ese lado. La demanda de divisas mostró en el primer trimestre estar en otra sintonía, no solo del stock de reservas del BCRA sino del impacto de la sequía. Algo deberán ajustar más.

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