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Si ya tuve dengue, ¿qué estudios y análisis debo realizarme?

 Si ya tuve dengue, ¿qué estudios y análisis debo realizarme?

Luego de la picadura de un mosquito infectado, los síntomas pueden aparecer entre los tres y los siete días.

En las primeras dos jornadas aparece la fiebre alta acompañada de un dolor intenso de cabeza y en el cuerpo. Después del día tres, cuando cae la fiebre, todo se puede complicar en cuestión de minutos: puede aparecer dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, letargo o irritabilidad y sangrado. Tras el día siete, empieza la fase de recuperación.

El dengue es una patología autolimitada; ésto quiere decir que se cura sola. Una duda frecuente para los pacientes que se recuperan y tienen el alta es: ¿debo realizarme estudios y análisis después de cursar la enfermedad? ¿Cada cuánto hay que hacerse controles?

El infectólogo del hospital Padilla, Juan Manuel Núñez, explica que en general no está

indicado hacer nuevos controles una vez que se normalizo el estado del paciente desde el punto de vista clínico. No obstante, señaló: “si a la persona que tuvo dengue le bajaron mucho las plaquetas o se le alteraron los valores en los análisis mientras cursó la enfermedad, lo ideal es repetir a las dos semanas del alta todos los análisis para chequear que se hayan normalizado esos valores”.

Mariana Marcotulio, infectóloga del hospital Avellaneda, remarca que si el paciente tuvo la enfermedad sin signos de alarma ni necesidad de internación ni estudios especiales no está indicado hacerse controles posdengue. “Si fue un dengue grave con signos de alarma que requirió internación o cuidados críticos, y estuvo con plaquetopenia (descenso de plaquetas) y/o leucopenia (descenso de glóbulos blancos) y alteración de enzimas hepáticas, debería tener un seguimiento clínico y de laboratorio”, especificó.

La profesional aclara que el dengue es una enfermedad aguda que en casos graves puede llevar al shock o producir hemorragias y provocar la muerte. Pero, en general, no deja secuelas.

“La indicación de estudios posteriores depende del estado clínico de cada paciente con dengue”, señala el infectólogo Marcelo Quipildor. El profesional ha desarrollado una larga investigación sobre las secuelas de la enfermedad. “Hay que ver qué manifestaciones presenta la persona”, sostiene.

Según los estudios realizados, las personas que contrajeron dengue pueden manifestar síntomas como decaimiento, cefaleas y dolor de articulaciones que pueden extenderse hasta por seis meses o más. Se ha comprobado que la patología puede afectar la calidad de vida de algunos pacientes. Y se descubrió también que el dengue puede afectar diferentes órganos del cuerpo, entre ellos la visión, el corazón, el hígado y el sistema inmunológico, entre otros.

En la mayoría de los casos –según los especialistas- la enfermedad no deja secuelas, pero si existe alguna evidencia de que se puede asociar a síndromes hepáticos y neurológicos posteriores a su diagnóstico.

Según Quipildor, otro estudio que se recomienda a los pacientes después de sufrir dengue es un análisis para saber qué serotipo de la enfermedad tuvo. Este análisis de laboratorio se llama IgG. ¿Por qué es importante? Recordemos que el dengue es una infección que tiene cuatro serotipos: del DEN 1 al DEN 4 del virus. Una de las situaciones de mayor riesgo es que una persona se enferme dos veces con distintas cepas de la patología.  Conocer qué tipo de dengue tuvimos, nos permite saber si estamos protegidos o más expuestos ante el serotipo del virus que circula en una epidemia. Por ejemplo, en Tucumán actualmente está circulando el DEN 2. En las anteriores epidemias, circularon el DEN 1 y el DEN 4.

¿Qué puede pasar con una reinfección? El organismo, paradójicamente, tiene una fuerte reacción inflamatoria, produce una respuesta exagerada que causa la ruptura de las plaquetas y la fuga de plasma, explica Núñez.

“Si te infectaste con el serotipo 1 y luego con el 2, tu cuerpo piensa que es el 1. Por lo tanto, produce anticuerpos contra el serotipo 1, que no protegen contra el 2. A través de una serie de mecanismos, ese anticuerpo facilita la entrada del virus en sus propias células agravando la enfermedad”, especifica el virólogo Adrián Díaz.

La infección con un tipo de dengue da una inmunidad inicial en el cuerpo para todos los tipos de dengue durante unos tres o cuatro meses. Luego, bajan los niveles de anticuerpos y queda una inmunidad permanente sólo contra la posible reinfección del serotipo que tuve y no contra los otros tres.

Dengue: síntomas a los que debo estar atento

Fiebre acompañada de uno o más de los siguientes síntomas:

● Dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y de articulaciones

●  Náuseas y vómitos, diarrea

● Cansancio intenso

● Aparición de manchas en la piel

● Picazón y/o sangrado de nariz y encías

● Si al momento de disminuir la fiebre o en los días posteriores, alguno de los síntomas se agudiza, reaparece o se detectan síntomas nuevos, es necesario acudir al centro de salud a la brevedad.

● Si se tiene diagnóstico de dengue es sumamente importante acudir a los controles diarios y no automedicarse.

● Si estos síntomas se agravan, podría desarrollarse un Dengue grave y presentar uno o más de los siguientes síntomas: Shock hipovolémico por fuga de plasma, distrés respiratorio por acumulación de líquidos, sangrado grave, daño orgánico importante.

Medidas de prevención

● Mantener tapados los tanques y recipientes que recolectan agua si llueve.

● Cambiar el agua de los floreros, platos bajo macetas, colectores de desagües.

● Cambiar el agua de los bebederos de animales cada 3 días lavánolos con detergente y esponja.

● Mantener limpias y cloradas o vacías las piletas de natación fuera de la temporada.

● Mantener los patios desmalezados y destapados los desagües de lluvia de los techos y eliminar el agua de los huecos de los árboles.

● Evitar picaduras de los enfermos para evitar la propagación de la enfermedad, utilizando repelentes o insecticidas.

● Usar siempre repelentes, siguiendo cuidadosamente las recomendaciones del envase.

● Utilizar ropa clara que cubra los brazos y las piernas, especialmente durante las actividades al aire libre.

● Colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y cuando sea posible usar ventiladores o aire acondicionado en las habitaciones.

● Proteger cunas y cochecitos de bebés con telas mosquiteras.

● Utilizar repelentes ambientales como tabletas y espirales.

Fuente La Gaceta

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