Alberto Fernández aseguró que de su Gobierno «ninguno se va más enriquecido»
«No enriquecimos a nuestras familias, no somos amigos de empresarios, no le entregamos obras a nuestros amigos».
El presidente Alberto Fernández pronunció un extenso discurso contra la corrupción y aseguró que de su Gobierno «ninguno se va más enriquecido», así como tampoco durante su gestión se le entregaron obras a «empresarios amigos». En el mismo sentido, pidió ser «inflexible» frente a «los vicios de la función pública», en lo que pareció ser un mensaje velado hacia las dos anteriores administraciones.
Fernández se expresó en esos términos durante la presentación de la Mesa Nacional de Integridad y Transparencia que depende de Jefatura de Gabinete en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada. «Me voy a descansar en paz», sostuvo con tono de despedida, parafraseando una estrofa de la canción «Días de conflicto» de Litto Nebbia, tras destacar la transparencia de su gobierno. «Saber que no somos cómplices de un desfalco nos permite dormir en paz cada noche y tener la conciencia limpia», agregó.
A poco menos de seis meses del fin de su mandato, el jefe de Estado reveló que el 10 de diciembre de 2023 presentará ante los medios de comunicación su declaración jurada para «que todos vean que hay un Presidente y muchos funcionarios que se van a su casa igual que cuando llegaron».
«Ninguno se va más enriquecido, no enriquecimos a nuestras familias, no somos amigos de empresarios, no le entregamos obras a nuestros amigos, no hicimos nada de eso y también hicimos muchas cosas por la integridad y calidad ética del gobierno», desarrolló en una crítica ambigua, direccionada al expresidente Mauricio Macri, pero que puede ser considerada también contra la vicepresidenta Cristina Kirchner, condenada en primera instancia en la causa Vialidad por actos ilícitos.
En más de una ocasión, Alberto Fernández rechazó que su Vice sea corrupta, aunque en las últimas semanas, en una entrevista al Diario AR, admitió que la exmandataria podría haber cometido “imprudencias éticas”. Hoy, al respecto, el jefe de Estado sostuvo que «nunca nadie cuestiono la ética y la moralidad” del Frente de Todos.
“Sobre el final de mi mandato voy hablar de algo que dije desde el primer día: la necesidad de tener un Estado eficiente. No hay espacio para la corrupción; no es algo tolerable; es algo absolutamente intolerable”, remarcó.
Acompañado por el jefe de Gabinete y precandidato a presidente, Agustín Rossi, afirmó que su gobierno «subió la vara” de cara a la próxima administración y aprovechó para criticar el sistema de participación público-privada (PPP) creadas por Macri.
«Lo que ocurre en nuestro gobierno debe ser una regla, no podemos ser una excepción. Cuando uno ve firme la ética en los niveles más altos de gobierno parece desparramar para abajo. Parece permear hacia abajo, parece que arriba no perdonan el robo”, indicó.
Para Fernández, la corrupción no es patrimonio del Estado sino «un problema de la sociedad» que ve «en el curro» una posibilidad de acción. “En el mundo está lo permitido y lo prohibido, pero en la Argentina está la categoría intermedia: el curro, que no está bien, pero que podemos tolerar. El curro existe entre nosotros y es un problema, una forma de corrupción”, desarrolló.
Corrupción judicial y mediática
En otro pasaje de su exposición, el jefe de Estado denunció la existencia de «periodistas corruptos» que «reciben plata para decir lo que dicen» y negó haber operado mediáticamente su favor. «Así me va», definió.
Además, remarcó que «hay un abuso desmedido de la libertad de prensa» donde «se miente, se difama, se injuria».
En un nuevo capítulo de los cuestionamientos a la Corte Suprema, el Presidente insistió en impulsar una reforma judicial dado que -a su entender- «la justicia argentina funciona muy mal», y polemizó el no poder acceder en detalle a los bienes y al patrimonio de los jueces. «Hoy los jueces andan con vidrios polarizados y escondidos para que nadie los reconozca, eso hay que cambiarlo», marcó.
Por último, Alberto Fernández le pidió a los auditores presentes que supervisen las conductas en los organismo del Estado y que, de detectar alguna irregularidad, las denuncien en la Sindicatura General de la Nación (Sigen) y la Oficina Anticorrupción para que «los que se sientan tentados a corromperse se vean impedidos a hacerlo».
“Si ven algo indebido, necesitamos que lo digan. No sean cómplices de los que delinquen. No hagan silencio. No van a poder descansar en paz antes de morirse”, concluyó.