Bañarse después de comer: qué dicen los expertos sobre sus posibles efectos
En la vida cotidiana, muchas personas aprovechan cualquier momento libre para darse una ducha, incluso justo después de comer. Sin embargo, especialistas advierten que esta costumbre podría generar malestares como calambres estomacales o indigestión, aunque no existe evidencia científica concluyente.
Según el portal especializado Healthline, el agua caliente provoca un aumento de la temperatura corporal —proceso llamado acción hipertérmica— que estimula el sistema inmunológico y relaja el sistema nervioso. No obstante, tras una comida, el organismo ya desvía mayor flujo sanguíneo hacia el aparato digestivo, por lo que una ducha caliente podría interferir en este proceso y causar sensación de pesadez o lentitud.
El riesgo sería mayor después de comidas abundantes, ricas en proteínas, grasas o carbohidratos refinados, mientras que tras ingestas ligeras como frutas o caldos, el efecto sería mínimo.
Como alternativa, los expertos recomiendan optar por una ducha fría o tibia, que no eleva la temperatura central y podría incluso acelerar el metabolismo. Otra opción es esperar entre 20 minutos y una hora después de comer, aunque no hay estudios que determinen un plazo exacto.
