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Dos de cada tres niños argentinos son pobres y no acceden a los derechos básicos según Unicef

 Dos de cada tres niños argentinos son pobres y no acceden a los derechos básicos según Unicef

Unicef cruzó dos estudios y rebeló la dura realidad que vive la sociedad Argentina. Según el informe, dos de cada tres niños, niñas y adolescentes en Argentina no acceden a los servicios esenciales.

Según un informe de Unicef que cruza datos cuanti y cualitativos, dos de cada tres niños son pobres o no acceden a los servicios básicos en Argentina. «Un poco más de la mitad (51,5%) de las niñas, niños y adolescentes en Argentina residen en hogares cuyos ingresos no alcanzan para adquirir en el mercado una canasta básica total de bienes y servicios (CBT), y un 13,2% en hogares extremadamente pobres o indigentes, es decir, con ingresos inferiores a los necesarios para comprar una canasta básica de alimentos (CBA)».

Esto se traduce a unos 6,8 millones de personas menores de 18 años que viven en la pobreza monetaria y unos 1,7 millones en la pobreza monetaria extrema. Según el informe de Unicef, el indicador de pobreza aumentó un punto en los últimos cinco años mientras que el de indigencia subió 3 puntos. 

El peor índice fue el segundo semestre de 2020, cuando el índice de pobreza alcanzó el 58% y el de pobreza extrema estaba en 16%. Este índice subió al 16,9% el siguiente semestre, cuando la pobreza bajó a 54%. 

En los últimos 5 años la canasta básica total se multiplicó por 8,2, mientras que la de alimentos aumentó su valor 8,9 veces. En el mismo período, los ingresos laborales se multiplicaron por 6,5 y los no laborales por 7,5. Esto deriva en una fuerte disminución de los ingresos reales y un incremento de la pobreza

El informe marca una diferencia entre los hogares con y sin niños y afirma que los últimos «son más intensamente pobres que los hogares sin chicos y chicas».

Aparte, el informe se detiene en las privaciones no monetarias, «necesidades cuya satisfacción es un derecho de las chicas y chicos». La falta de satisfacción de las mismas «puede considerarse como la vulneración de un derecho», explicita el informe. 

Estas privaciones no monetarias alcanzan al 42,5% de los niños, niñas y adolescentes y la carencia es severa en el 15,4% de los menores de 18 años. En términos absolutos, 5,6 millones de niños, niñas y adolescentes se ven privados y 2 millones están privados severamente. 

«La privaciones no monetarias o de derechos vienen registrando una baja sistemática y sostenida al menos desde 2004 hasta 2021», dice el informe que invita a cuestionarse sobre el peso relativo de las privaciones según sean o no monetarias. 

«Según este método combinado, en Argentina en 2022, 2 de cada 3 niñas y niños (el 66%) experimentan carencias ya sea monetarias o privaciones en el ejercicio de algunos de los derechos considerados en este informe. Dicho de otra manera, solamente el 34% de las chicas y chicos está libre de ambas formas de pobreza«, expresa el dramático informe de Unicef y sigue: «Si se considera el grupo de niñas, niños y adolescentes que son pobres por ingresos y al mismo tiempo sufren privaciones en el ejercicio de alguno de sus derechos, la cifra llega al 28% del total. En términos absolutos, aproximadamente 8,8 millones experimentan privaciones de alguno de los dos tipos, y 3,7 millones experimentan ambos tipos simultáneamente«.

El informe enfatiza que «las niñas, niños y adolescentes que residen en hogares con al menos un miembro ocupado tienen un nivel de pobreza levemente inferior al del promedio (todos los hogares). Es decir, que las personas adultas que viven en el hogar tengan un empleo reduce la pobreza infantil«.

De acuerdo al análisis que realizan desde Unicef, «en el primer semestre de 2022 el 51,5% de las niñas y niños eran pobres en Argentina, mientras que en los hogares con al menos una persona ocupada esa cifra fue de 45,8%. También puede constatarse que reduce la pobreza extrema: 13,2% de chicas y chicos eran pobres en todos los hogares, contra 10,3% en los hogares con personas ocupadas».

Sin embargo, el mismo informe asegura que «en Argentina, nueve de cada diez chicas y chicos en situación de pobreza viven en familias en las que al menos un miembro trabaja, lo que socava las afirmaciones de que la sola creación de empleo es una vía automática para salir de la pobreza».

Sin embargo, el mismo informe demuestra que el 76% de esas niñas y niños en situación de pobreza que residen en hogares con miembros ocupados, viven con miembros ocupados en la informalidad: son empleos inestables, precarios y de bajos salarios. «Esto explica en parte por qué el trabajo muchas veces no es suficiente para sacar de la pobreza a los hogares y a las chicas y chicos que viven en ellos», dice el informe.

Qué les pasa a las personas que viven en situación de pobreza

Para realizar el estudio cualitativo y conocer cómo viven las personas que están en situación de pobreza, Unicef hizo un estudio de campo junto a La poderosa en barrios populares de Argentina. Un dato clave de ese relevamiento es que «cuando la pobreza se remonta y atraviesa generaciones, las situaciones de carencias no sólo tienen efectos materiales sino vinculares y relacionales que oponen barreras al ejercicio de los derechos y al desarrollo de capacidades para realizarse, participar en la vida social y llevar adelante una vida digna y disfrutable». 

«La pobreza duradera no solo remite a la escasez de ingresos monetarios, sino que además se asocia con otros déficits que comprometen el ciclo de la reproducción del hogar y la familia: el hábitat, las condiciones de la vivienda, el medio ambiente, o el acceso a otros servicios básicos (como la salud, la educación, el transporte, el alumbrado público, etc.)», afirma el informe enfatizando que las mejoras en los ingresos y en las condiciones del mercado laboral son muy importantes pero no suficientes para sacar a las poblaciones de la pobreza. 

El informe de Unicef La Poderosa explicita que «En paralelo al empeoramiento de la situación socioeconómica en los barrios populares durante la pandemia y la crisis económica, en las narrativas de las y los vecinos aparece la preocupación por el consumo problemático y, en algunos barrios, el crecimiento exponencial de la violencia narco y policial. Esta es una realidad en los barrios de la que poco se habla y de la que urge proveer soluciones para prevenir y enfrentar este problema multicausal».

En este sentido, dentro del mismo estudio los expertos señalan que hay una particular «preocupación por generar y fortalecer dispositivos y espacios de encuentro, contención, organización e inclusión social de adolescentes y jóvenes».

Por último, el informe de Unicef señala que «la pobreza es más que la escasez de ingresos que afecta a las personas o a los hogares». Las consecuencias negativas de las carencias en los primeros años de vida no sólo comprometen el futuro de los niños, niñas y adolescentes sino también el desarrollo económico y bienestar social del país.

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