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El «albertismo» forzó las PASO y Cristina Kirchner enfureció: «Rompan todo»

 El «albertismo» forzó las PASO y Cristina Kirchner enfureció: «Rompan todo»

Alberto Fernández y CFK no se hablan y se avecinan tiempos furiosos. La Matanza como factor catalizador de una interna peronista sin precedentes.

Las PASO no sirven para nada. Son un instrumento electoralista que se creó en 2009 bajo la etiqueta de «ley para la democratización de la Representación política» y que la impulsó Néstor Kirchner, tal vez el dirigente de la historia moderna que menos creyó en las internas jamás, nunca. Fue siempre quien impulsó candidatos, rompió internas y evitó la hemorragia en listas para condensar y ganar. Hoy, 14 años después de su aprobación, el cristinismo sangra por la herida de la herramienta que ellos mismos crearon cuando Alberto Fernández era anti kirchnerista.

Cristina Kirchner entró en la etapa final de su vínculo con el presidente. Lo desprecia en privado, maldice el día que lo eligió y quiere que sea 11 de diciembre para no verlo nunca más. Es irreversible la situación, no lo respeta intelectualmente, cree que la traicionó nuevamente y que hace lo que quiere. Está desencajada. Se acabaron los buenos modales: «Rompan todo», dijo a un estrecho colaborador días atrás. 

Las definiciones de Eduardo «Wado» de Pedro tienen una lógica clara: el ordenamiento del peronismo está hasta ahora bosquejado por Cristina Kirchner, y nadie por encima de ella tiene el poder para decidir lo venidero. No pueden soportar que el presidente Alberto Fernández no se baje de las PASO y permita vigorizar una sola fórmula presidencial. Son días duros y ásperos, tal vez los menos hablados y peores en términos de crítica y rencor de Cristina y Alberto. 

Sergio Massa hace lo que mejor sabe hacer, levanta la voz cuando algún número lo asiste para después sostener su homenaje a Marcel Marceau cuando la realidad muestra que sólo Juan Vital Sourrouille lo superó treinta años atrás. Según la proyección del ex jefe de Gabinete, abril debería tener antre 2.5 y 3% de aumento de costo de vida, es probable que alimentos multiplique por cuatro su idea. Éxitos difíciles de entender.

Alberto cree que nadie tiene que sentirse incómodo por competir democráticamente y que la gente decida, un oximorón en el peronismo kirchnerista, donde nunca jamás se compitió abiertamente y de forma horizontal, absolutamente nada. Ni en 2015, ni especialmente en 2019, cuando nació Alberto presidente por única decisión de Cristina. 

Las PASO presidencial no sólo son la migraña de la vice, son también en diferentes corazones de la política, donde se cuece el poder y nadie quiere perder. En La Matanza, tal vez el reducto más cuidado por el peronismo, el albertismo le empapó la oreja al peronismo tradicional con el desembarco de afiches con la cara de Patricia «La Colo» Cubría, dirigente de base y mujer de Emilio Pérsico. La empresa que imprimió la empapelada no es nueva ni casual, los hizo Enrique «Pepe» Albistur, amigo del presidente y uno de los pocos que lo critica sin pruritos cuando ve errores de gestión. Se lo dijo en persona, tal vez por eso se frecuentan menos que antes. 

Hay una encuesta que se hizo hace un mes, que muestra una realidad peronista que duele: no hay mujeres de peso que representen, en cambio sí lo hay en la oposición. No hay cinco mujeres en todo el país que tengan anclaje y puedan pelear, por ejemplo, en Buenos Aires. El estudio al que tuvo se tuvo acceso muestra que hoy sólo Victoria Tolosa Paz es quien puede decir que tiene alto conocimiento y baja valoración negativa con respecto a otras dirigentes como Cristina Kirchner, bonearense en términos electorales. 

En el interior del país las PASO son un dolor de cabeza en muchos lugares, y a donde aterriza, el presidente dice lo mismo: «Compitan muchachos, no le hace mal a nadie», reza como mantra quien espera a fin de mes para decidir si Daniel Scioli o él mismo encarnan una boleta presidencial en una PASO contra Cristina Kirchner, algo que desfigura la cara de la vice cuando se acuerda. 

Las indiferencias e insultos son moneda corriente para Kirchner, quien no puede entender la rebelión de su propio candidato: «estaba retirado, lo sacamos del fondo del agua y nos caga, Alberto siempre fue así», resume un cristinista de paladar negro ante este medio. 

Hay un pánico que circunda a todos cuando se habla de PASO, un dato que todos los espacios ven, pero que nadie quiere reconocer: Si hoy hubiera elecciones generales, sin medir espacios políticos que sumen, el candidato a presidente más votado del país sería Javier Milei.

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