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El alfarismo juega su última carta electoral rumbo a las pasos

 El alfarismo juega su última carta electoral rumbo a las pasos

Juntos por el Cambio (JxC) no termina de asimilar la derrota en las elecciones provinciales.

La oposición que integra Juntos por el Cambio (JxC) no termina de asimilar la derrota en las elecciones provinciales. Desarticulada, transita el camino hacia una nueva interna que se dirimirá el 13 de agosto. La dirigencia quedó enlistada en dos nóminas que, a grosso modo y con matices, representan al alfarismo y al radicalismo tucumano. Atrás quedó -al menos por el momento- la alianza endeble que habían alcanzado Germán Alfaro y Roberto Sánchez. Alfaro es la cabeza de la lista de precandidatos a diputado que apoya a Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales y Mariano Campero, la que acompaña a Patricia Bullich-Luis Petri. Sánchez, presidente del radicalismo comarcano, expresó públicamente en LA GACETA que apoyará a Larreta-Morales en la categoría presidencial, pero a Campero para la de diputados. Ergo, está en la vereda del frente de quien hasta hace poco más de un mes era su compañero de fórmula. Sucede que Campero es uno de los aliados principales de Sánchez y fue uno de sus impulsores hacia la gobernación. En las dos propuestas, a su vez, se mezclan miembros del radicalismo y del PRO. Al margen de este intríngulis, puertas adentro de JxC abundan las incomodidades y las críticas.

Los desafíos

El golpe de la derrota pegó con fuerza en el alfarismo. El espacio que lidera el actual intendente capitalino puso en juego en los comicios locales la estructura de mayor poder de la oposición y, a la vez, tenía cierto entusiasmo en relación a la vicegobernación. Los votos no le alcanzaron ni para retener el Municipio ni para llegar al Ejecutivo provincial. Sabían que la Casa de Gobierno quedaba lejos,pero no habían previsto la posibilidad de que la peronista Rossana Chahla ganara la Ciudad. Por eso el impacto fue mayor.Sus integrantes eligen ver el vaso medio lleno y destacan que en la pelea por la intendencia alcanzaron un empate técnico (la diferencia de votos de Chahla sobre Ávila fue de 6.205 votos) y que cuentan con más de 150.000 adhesiones en la capital que deben preservar. Afirman que este no es el fin del espacio sino que tienen que reorganizarse y barajar de nuevo. Confían en la pericia y “olfato” de su líder para reinventarse y seguir en las adversidades.

El cronograma nacional no dejó demasiado tiempo para la reflexión. En relación a las PASO, en el Partido por la Justicia Social (PJS) repiten que su principal referente intentó conformar una sola lista, con Sánchez, y que inclusive llegó a llamarlo al filo del cierre de los plazos del cronograma, pero que el diputado no habría atendido el teléfono. De hecho, todavía no hablaron desde después del domingo de las provinciales. Otra de las ideas del alfarismo era que los dos precandidatos presidenciales llevaran esa supuesta misma nómina para Diputados. Afirman también que Bullrich habría tentado a Alfaro sin éxito. Ni Sánchez ni la parte del radicalismo que representa están entre las personas favoritas del alfarismo en estos momentos. Menos, cuando entienden que desde esa línea se convocaría a cortar el voto en detrimento del todavía jefe municipal.

A dos semanas de las elecciones, los miembros del partido se rearman y se alistan para encarar desde esta semana la campaña. Consideran que el verticalismo que les imprimió el origen peronista de la agrupación y el ser un armado más pequeño son ventajas que les permiten mantenerse abroquelados y seguir el mismo rumbo.

En las últimas semanas, tras el duelo, Alfaro mantuvo reuniones con dirigentes de toda la provincia para analizar lo sucedido y arrancar. En estos días, en Buenos Aires, concurrió a diversas reuniones con los equipos de Larreta para avanzar en la organización de lo que queda de la campaña y del día de los comicios. En su ausencia, a la cabeza del proselitismo se vio a Ávila y a los otros precandidatos, secundados por Alfredo Toscano y Rodolfo Ocaranza. Están diseñando la agenda de la dupla presidencial, que llegará pronto, por separado. Mantuvieron contactos con José Cano para el armado. A principios de esta semana llegará Gerardo Morales y el domingo 6, Rodriguez Larreta.

El futuro

El 13 de agosto marcará el futuro del espacio, repiten las figuras del PJS. Consideran que el mayor capital con el que cuentan actualmente es la alianza con Rodríguez Larreta y que se juegan su última carta electoral de la temporada. Explican que si el jefe de Gobierno porteño supera a Bullrich y se catapulta hacia octubre, Alfaro se erigiría como el líder de JxC en Tucumán. Si luego es electo Presidente, dicen, proyectaría además a Alfaro hacia el plano nacional. Prevén una interna muy áspera con un resultado cabeza a cabeza. Advierten que el mejor escenario sería ganar las PASO y que Alfaro y varios de sus postulantes se anoten para competir por las bancas en la Cámara Baja. En el peor, que implicaría perder la interna, también podrían cosechar una banca, mediante la inclusión de Valeria Amaya (va en el segundo término) por el sistema D’Hondt en la nómina de Campero.

Más allá de las elecciones, en la agenda de octubre de los capitalinos está señalada la fecha de finalización de su gobierno en San Miguel. En los alrededores de los despachos de la intendencia mencionan que la transición no está aún al tope de las preocupaciones. En este tiempo el principal objetivo es reunir el dinero para pagar los sueldos que quedan y dejar los fondos para cubrir la primera planilla salarial que deba afrontar Chahla.

El asunto del traspaso se tocó en el Concejo Deliberante, cuando ediles opositores a Alfaro y que responden al oficialismo provincial pidieron explicaciones sobre el contrato del servicio de recolección de residuos (es el contrato más caro de la gestión). “Quieren apurar el nuevo contrato y con eso sólo condicionarán a su intendenta”, consignaron en el edificio de 9 de Julio y Lavalle. En la administración sostiene que las únicas deudas que dejan son las corrientes y que ninguna sería sustancial. Aseguran que Alfaro sí llamará a Chahla para mantener reuniones previas al traspaso, pero que no será en el corto plazo.

El objetivo en el horizonte del PJS es afianzarse como un partido provincial, alternativo al radicalismo y al justicialismo. Evalúan que, pese a la derrota, van por el buen camino. El armado se había formalizado a fines de 2016, como un desprendimiento del amayismo; de raíz peronista -de ahí su nombre- pero opositor al oficialismo. Aseguran que en estos siete años pudieron crecer.

En la cuenta final de lo que va del año hasta aquí, el alfarismo anota saldos negativos y puntos positivos. Perdió su mayor espacio de poder, pero a la vez pudo pasar los límites de la capital: cuenta como propios ediles en varios municipios y dos delegados comunales y legisladores por las tres secciones electorales. A esto suman la única banca opositora por Tucumán en el Senado, la de Beatriz Ávila.

¿Podrán mantenerse y crecer? “Mucho dependerá del resultado nacional”, reconoce un alfarista de la primera hora. Añade que cuentan con la base para seguir alimentando el espacio. En las huestes admiten que para acrecentar cualquier espacio es fundamental tener recursos y que para ello es clave contar con ejecutivos.

Saben que las relaciones que emprenda o mantengan son clave para el futuro. Apuestan principalmente al vínculo con Larreta y a que gane para poder recostarse sobre esa estructura y seguir gestionando para la Ciudad desde los espacios legislativos provinciales. Quieren plantarse, además, como la oposición al chahalismo. En cuanto al radicalismo, consideran que será difícil retomar algún consenso con aquellas líneas que no son afines, como el sanchismo y el camperismo. Y hay una tercera dimensión: la relación con el gobernador electo, Osvaldo Jaldo. Jaldo y Alfaro mantuvieron enfrentamientos fuertes en la previa de las provinciales. Después de los comicios, hubo un alto al fuego, tomaron contacto mediante terceros y volvieron a saludarse en actos públicos ¿Cómo seguirá? Eso también depende de los próximos resultados en las urnas. Los escenarios son variables. En el caso de que Unión por la Patria siga en la Rosada, Jaldo no necesitará interlocutores. Si eso no sucede y hay un presidente de JXC, más precisamente Larreta, ¿ese rol podría ser de Alfaro? Todo está en el plano de las especulaciones.

En relación a la figura de Alfaro específicamente, en el PJS se ríen de quienes consideran que es el fin de la carrera del intendente. “Se nota que no lo conocen”, añaden. Aseguran que muchos quieren jubilar a Alfaro, pero que está lejos del retiro. En el PJS, el 13 juegan su última carta electoral, pero también su futuro como partido y dentro de JxC

Por Gabriela Baigorrí

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