El Gobierno busca atraer los dólares del «colchón» con un nuevo régimen económico

Con la intención de reactivar la economía y recuperar la confianza de los ahorristas, el Gobierno nacional lanzó una serie de medidas orientadas a “blanquear” los dólares atesorados fuera del sistema financiero, estimados en más de US$ 200.000 millones. El anuncio fue presentado como un cambio de régimen por parte del presidente Javier Milei y su equipo económico, quienes salieron en conjunto a defender la iniciativa.
El vocero presidencial Manuel Adorni y el ministro de Economía Luis Caputo explicaron que el objetivo es permitir que quienes guardaron dólares durante décadas, muchas veces por miedo a la inestabilidad económica o al accionar del Estado, ahora puedan reinsertarlos en el circuito económico con garantías de no ser perseguidos.
“En la economía argentina circula el equivalente a unos US$ 37.000 millones, pero hay casi US$ 400.000 millones en el colchón, diez veces más”, argumentó Adorni. Caputo, por su parte, fue enfático al decir que esto representa una “reivindicación” para los argentinos que fueron sistemáticamente castigados por décadas de políticas fiscales y monetarias erráticas.
Un cambio de lógica estatal
La medida, que según los funcionarios es incluso más importante que el levantamiento del cepo para individuos, busca revertir la lógica histórica: primero el Estado genera confianza, y luego invita a los ciudadanos a acompañar. El gobierno apuesta a que esa confianza impulse la remonetización de la economía, aumente la recaudación sin subir impuestos y permita reducir la carga tributaria en el mediano plazo.
Silvina Rivarola, directora del Banco Central, lo sintetizó así: “Si la gente hace uso del nuevo régimen, va a haber más dólares circulando, lo que va a traer mayor actividad, recaudación, competitividad y, en definitiva, mejores salarios y más empleo”.
Obstáculos y críticas
Sin embargo, el entusiasmo oficial contrasta con la prudencia del público: muchos especialistas coinciden en que la mayoría de los ahorristas esperará a las elecciones legislativas de octubre antes de tomar decisiones, ya que el destino de la Ley Penal Tributaria y la Cambiaria dependerá del resultado en el Congreso.
Además, la oposición ha cuestionado fuertemente el proyecto, alertando sobre el riesgo de que se convierta en una amnistía para fondos de origen ilícito, incluyendo dinero de “narcos y terroristas”.
En respuesta, el gobierno lanzó una ofensiva mediática sin precedentes. Caputo y Adorni ofrecieron conferencias y entrevistas, e incluso el jefe de la Agencia de Recaudación (ARCA), Juan Pazo, se mostró públicamente —algo poco habitual— para defender la transparencia del mecanismo. Caputo también participó en un programa del canal libertario Carajo, donde calificó las medidas como “la mayor reivindicación en 25 años para el argentino de a pie”.
¿Habrá confianza suficiente?
Mientras tanto, el interrogante central sigue siendo si esta “prueba de confianza del Estado” será correspondida por los ciudadanos. Si bien el gobierno libertario confía en que sí, la historia reciente de la Argentina —repleta de defaults, corralitos y confiscaciones— genera dudas difíciles de disipar.
La apuesta es fuerte: incentivar el ingreso de capitales en dólares sin levantar todavía por completo el cepo cambiario, pero sentando las bases para un nuevo modelo económico, con menor presión fiscal, mayor competitividad y más libertad individual.
Todo dependerá, en última instancia, de una palabra escasa en la historia económica argentina: confianza.