El peronismo en su hora más crítica: Jaldo, entre la lealtad a Cristina y el control del territorio

El Partido Justicialista atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. La confirmación de la condena judicial a Cristina Fernández de Kirchner no solo golpea a la figura de la ex presidenta, sino que profundiza la crisis de liderazgo de un espacio que aún no encuentra una conducción clara ni una narrativa cohesionadora frente al avance del oficialismo nacional.
En este contexto, mientras los gobernadores peronistas se mueven con cautela y evitan confrontar abiertamente con la Casa Rosada por temor a represalias presupuestarias, el tucumano Osvaldo Jaldo comienza a perfilarse como una figura activa dentro del justicialismo. Su respaldo público a la vicepresidenta del PJ Nacional y su llamado a la unidad, la organización y la autocrítica muestran una postura decidida, aunque también calculada.
“Estos tiempos tan complejos exigen unidad, organización y autocrítica dentro del movimiento nacional y popular más importante de la Argentina”, escribió Jaldo en su cuenta de la red social X. Para el mandatario tucumano, el peronismo debe superar las diferencias internas y prepararse, con responsabilidad y coherencia, para intentar recuperar el poder en 2027.
Sin embargo, mientras acompaña a la conducción nacional en lo simbólico, Jaldo mantiene el foco en la gestión local y en el control político del territorio. La reciente intervención del municipio de Juan Bautista Alberdi es una muestra de su decisión de poner límites ante los escándalos de corrupción. El mandatario había esperado una solución interna del Concejo Deliberante, pero al no encontrar respuestas, avanzó con la medida y endureció su discurso: “Los queremos detenidos, juzgados y presos”.
En paralelo, se enfrenta a un tablero político interno cada vez más fragmentado. Mientras algunos intendentes oficialistas, como Javier Noguera en Tafí Viejo, gestionan ayuda financiera pese a sus distancias con el jaldismo, otros actores buscan acuerdos más silenciosos. La senadora Beatriz Ávila, aliada en algunas votaciones clave, visitó al gobernador en medio de un clima tenso por la caída de la coparticipación y los reclamos de los municipios.
Jaldo insiste en la necesidad de consolidar poder de cara a las elecciones legislativas de 2025. “No hay 27 sin 26”, repite como consigna. Sabe que los resultados del año próximo serán determinantes para el futuro del PJ en Tucumán y para las aspiraciones individuales de quienes integran el espacio. También para su propia continuidad política, en una gestión que todavía tiene dos años y cuatro meses por delante.
En la Casa de Gobierno lo resumen con una frase que ya circula entre funcionarios y legisladores: “Estamos todos en el mismo barco”. La referencia es clara: el destino del gobernador está atado al del peronismo tucumano, y viceversa. Por eso Jaldo exige compromiso, lealtad y trabajo territorial, mientras observa con atención el avance libertario en la provincia y la dispersión que amenaza con debilitar aún más al PJ.