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El té de ruda no sólo ahuyenta las malas vibras

 El té de ruda no sólo ahuyenta las malas vibras

Cada primero de agosto muchas personas acostumbran a tomar una infusión con este hierba. La historia detrás de esta tradición y las propiedades que se le atribuyen a la ruda.

Está bien, cada quien construye su propia fortuna y el destino resulta una suma de decisiones personales, pero alrededor del mundo también pasan cosas malas y hay momentos en que podemos sentirnos llenos de “malas energías” o pensamientos negativos. Para combatir esas vibras, hoy -en el Día de la Pachamama- toca tomar una infusión de ruda.

Consumir esta planta durante el primer día de agosto es una tradición milenaria que practican muchos pueblos originarios de América. Basada en la etnomedicina y tradiciones religiosas de estas comunidades se cree que la ruda permite alejar los espíritus malvados y protegernos de las enfermedades estacionales. “En la antigüedad, las lluvias y el frío que hacía en invierno provocaban la muerte de muchas personas y animales. Por esta razón, cómo costumbre se solía recomendar el consumo de algunas hierbas o yuyos que dieran un golpe de calor o evitaran el malestar físico”, explica el chamán Enrique Ledesma.

Más específicamente a la ruda se le supo asignar el atributo de defender al organismo de los parásitos y atenuar los malestares gastrointestinales. Además de calmar las irritaciones cutáneas provocadas por picaduras de insectos. “En sintonía con los homenajes a la Madre Tierra, también se acostumbra sahumar las casas con diversas hierbas o resinas para limpiar espiritualmente los espacios en los cuales nos momentos o convivimos con otros. Para potenciar los efectos de la ruda se recomienda usar algunos brotes al ducharnos y colocar la planta por unas horas en la habitación de los enfermos”, agrega.

El ritual completo

Usualmente la infusión debe beberse de un solo trago o en tres o siete sorbos. “Tampoco hay que abusar de las cantidades porque su sabor es amargo y potente, con un pequeño vasito (menor al pocillo de café) basta. De preferencia tenemos que ingerir el té en ayunas para que nuestro cuerpo y espíritu se limpien sin ‘obstrucciones’”, aclara el comerciante.

Además se acostumbra echar un chorrito de ruda en la tierra (sea algún jardín o una maceta) para convidarle a la Madre Tierra. Después se le puede pedir a la “Pacha” su intersección para cumplir con algún objetivo o anhelo. Para eso las palabras mágicas son: “kusiya, kusiya” (“ayúdame, ayúdame” en aymara).

Historia y ciencia

En la Antigua Grecia, durante la época de Hipócrates había escritos médicos en los cuales se hablaba de las propiedades medicinales que tenía la ruda para combatir la tos, los parásitos y los espasmos musculares. Luego, en la Edad Media, la planta empezó a vincularse con el ámbito mágico o espiritual a través de rituales de resguardo.

“Los árabes introdujeron la ruda en España y desde allí ingresó a nuestro continente con la conquista de América hace más de 500 años”, indica un folleto explicativo ofrecido por la herboristería Anataí (Córdoba) a sus visitantes. Desde el sábado sus vendedores afirman que la mayoría de la gente que visita el local lo hace para comprar una bolsita de ruda.

Si su sabor es demasiado horrible para nosotros, hay otras opciones menos invasivas. Entre ellas, en los negocios tucumanos pueden hallarse sahumerios de ruda o kits de sahumo con ruda, palo santo, incienso, carboncillos y algún recipiente para preparar la mezcla. En las calles tampoco faltan los vendedores ambulantes que ofrecen el producto a $ 100, $ 200 o hasta $ 300.

“Muchas personas que nos piden ruda no saben muy bien para que sirve o cómo se prepara, pero al ver los carteles hay algo que las alerta sobre la fecha y aprovechan. Sin ser demasiado creyentes, creo que los tucumanos tomamos la ruda por hábito o porque simplemente no se pierde nada con probar y llamar a las cosas buenas. Uno hace lo que está a su alcance para sentirse mejor y los rituales colaboran con ese propósito”, reflexiona el vendedor itinerante Gustavo Juárez.

Aunque la medicina moderna reconoce algunas propiedades de la ruda y esta se emplea como ingrediente en algunas marcas dermocosméticas no existe una base sólida que sugiere su uso continuo para fortalecer nuestro sistema inmunológico. Al contrario, su ingesta excesiva conduce a intoxicaciones y problemas gastrointestinales.

Preparación: método clásico

Para preparar la infusión necesitamos algunas hojas de ruda macho (se distinguen por su mayor tamaño y oler potente), caña y una botella de vidrio con tapa o un recipiente hermético. La cantidad de ingredientes va a variar según la cantidad de tazas que queramos hacer. Por otra parte, la bebida requiere de un proceso de maceración así que hay que arrancar a elaborarla -al menos- un día antes.

Paso a paso

1. Separar las hojas de ruda y colocarlas dentro del recipiente.

2. Agregar la caña, si somos muy sensibles al alcohol es preferible equilibrar la bebida con 1/3 de ruda y el resto de agua tibia.

3. Cerrar y dejar reposar en un lugar lejos de la luz solar y fuentes de calor.

Alternativa: una manera sencilla de tomar la ruda es prepararla igual que con las tisanas. Para eso hay que colocar algunas hojas en una ollita con agua y dejar que la mezcla levante hervor. Después quedará dejarla en reposo por un par de horas.

Cuidado con las intoxicaciones

Con la llegada de agosto, el Ministerio de Salud de la provincia suele advertir a la población sobre las contraindicaciones de darles ruda a los niños. La bebida puede causar irritaciones estomacales, vómitos, náuseas, problemas de sueño y afectar el hígado y los riñones de los más pequeños.

Tampoco es aconsejable que la beban las mujeres que se encuentran en periodo de lactancia o embarazadas porque la planta es capaz de incrementar las contracciones uterinas y/o el flujo sanguíneo. Algunos médicos extienden la advertencia a quienes atraviesan la fase de sangrado de la menstruación.
Con respecto a otras costumbres ancestrales también hay que evitar que los chicos tomen infusiones de orégano, anís estrellado, tilo, ajenjo o guanábana.

Por Guadalupe Norte

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