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Entre la romería de Jaldo y el vacío de Manzur dos caras de una misma moneda

 Entre la romería de Jaldo y el vacío de Manzur dos caras de una misma moneda

No serán tan visibles como las filas frente a la Anses o al Correo, sobre la 25 de Mayo, pero lo cierto es que los pasillos de la Legislatura de Tucumán se convirtieron en las últimas dos semanas en una romería de dirigentes, legisladores, concejales, intendentes y hasta funcionarios, municipales y provinciales. Incluso, la superposición de entrevistas y la disparidad de invitados convierten al tercer piso del edificio de Muñecas y avenida Sarmiento en una sala de espera, en la que se multiplican las charlas ocasionales de quienes se cruzan. Sean oficialistas u opositores, todos concurren allí con el mismo nerviosismo y ansiedad de quien va a una entrevista laboral.

Ocurre que a 16 días del recambio institucional, Osvaldo Jaldo acelera el armado de su gabinete y, en paralelo, diseña el esquema de poder para el primer tramo de su gestión. La incertidumbre respecto de lo que pueda suceder a nivel nacional, con un proceso electoral que probablemente se resolverá ya con él sentado en la Casa de Gobierno, influye y mucho en los garabatos que dibuja. No es lo mismo pensar en una estructura con el oficialista Sergio Massa como presidente que en otra con un opositor en la Casa Rosada, sea Javier Milei o Patricia Bullrich. No obstante, sí hay una conclusión a la que se puede llegar antes que se conozcan los nombres definitivos: en la primera línea habrá mucho perfil técnico y poco peso político y territorial. Algunos definieron estos movimientos de Jaldo como un intento de “desperonización”, similar a la que pergeña Rossana Chahla para rodearse en la Intendencia de San Miguel de Tucumán con la misión de no desencantar a los independientes que la acompañaron en las urnas.

La decisión de Jaldo tiene una explicación basada en la gestión y otra sustentada en la política. Con el eje Darío Monteros (en Interior) y Regino Amado (en Gobierno) premia a sus “ganadores” en las elecciones del 11 de junio y cierra filas en el Este y en el Oeste. El resto del gabinete, seguramente, será netamente técnico y más chico que el actual. En esa tarea de reducción de áreas políticas (secretarías, subsecretarías y direcciones) vienen trabajando Julio Saguir, Ramón Vicente Nicastro y Daniel Abad, quien desembarcará como ministro de Economía. Los casilleros para los jaldistas de paladar negro que levantaron las banderas en la interna de 2021 van a ser los menos expuestos públicamente. Esta posición del gobernador electo no es menor, porque muchos de ellos ya se muestran nerviosos ante la circulación de nombres y de lugares que ocupan los “recién llegados”. Aquí también habrá una suerte de recompensa en base al resultado que hayan obtenido en los comicios, con planilla en mano para trancar exigencias.

Lo curioso es que esta sensación de ansiedad embarga no sólo a jaldistas, sino también a manzuristas. Casualmente, quienes más pusieron la cara por sus líderes hace un par de años sienten hoy que no son correspondidos. La molestia en el espacio del mandatario que dejará su cargo en un par de semanas es indisimulable. Y la sola mención de que se podrían unificar dos áreas operativas clave en San Miguel de Tucumán la puso en evidencia. Se trata del Ente de Infraestructura Comunitaria, cuya puesta en funcionamiento data de 2007; y de la Secretaría de Saneamiento y Mejoramiento del Espacio Público, que comenzó a operar en 2014. Están en manos de los manzuristas Christian Rodríguez (legislador electo) y Carlos “Alito” Assán (concejal electo), respectivamente. Ninguno continuará, pero eso no es lo más significativo. Lo más llamativo es que tampoco se convertirán en una sola área, sino que seguirán como estructuras separadas: el alperovichista Juan Luis Pérez podría volver al Ente y Armando “Cacho” Cortalezzi reemplazaría a “Alito”. Esta decisión es la que más estupor causa dentro del jaldismo; en particular, porque todos recuerdan que Cortalezzi estuvo en el espacio de Jaldo hasta el 2 de agosto de 2021, cuando se reunió con Manzur y cambió de camiseta. Es decir, un mes antes de las PASO dejó al tranqueño y se esforzó por convencer de hacer lo propio a otros dirigentes de la capital. Vale decir, los antecedentes constatan que “Cacho” sufre de recurrentes crisis de identidad: ya en los comicios de 2019 había dejado plantados a Manzur y a Jaldo para irse con José Alperovich en su frustrado intento de regresar a la Casa de Gobierno.

«Marea verde»

En el entorno de Jaldo sugieren que la elección de Cortalezzi tiene un par de motivaciones políticas. La primera es suplir el peso territorial de la “Marea Verde” de Assán con un espacio de envergadura similar, como el Frente Provincial. La segunda, para ganar la partida de ajedrez en la conducción del Concejo Deliberante capitalino. Ocurre que el actual vicegobernador pretende que Fernando Juri continúe como presidente, y para ello necesita aliados en el recinto. El reparto de las bancas confirma que el jaldismo no tuvo una gran elección en San Miguel de Tucumán: de los ocho electos por el PJ, sólo Juri fue por un acople ligado al tranqueño. Con esos números, Jaldo necesita tejer sociedades con el manzurismo y con la oposición capitalina, puesto que en caso de que haya un empate en la elección de la presidencia, quien deberá desempatar es el concejal de mayor edad. Casualmente, ese rol le corresponderá a María Elena Cortalezzi, hermana del ex interventor de la Caja Popular de Ahorros.

Todo eso se dilucidará el lunes 23, cuando asuma la nueva composición del Concejo. Por lo pronto, las previsiones son alentadoras para el ex vicegobernador: Juri tiene además el aval de ediles oficialistas reelectos, como Gonzalo Carrillo Leito y Emiliano Vargas Aignasse, el apoyo de radicales (tres escaños), el visto bueno del bussismo (dos bancas) y el seguro voto de Gastón Gómez (Libres del Sur, cuyo referente, Federico Masso, sería el ministro de Desarrollo Social). También, la ventaja de la excelente relación entre el alfarismo (tres ediles) y el peronismo. El feeling entre el Partido por la Justicia Social y el posmanzurismo es cada vez más evidente: el jueves, por caso, el subsecretario de Tránsito y Transporte municipal, Enrique Romero, dictó una capacitación para fiscales de Unión por la Patria organizado por el gremio bancario. Más allá de que Carlos Cisneros, el líder del espacio, actual diputado y tercer postulante en la lista oficialista sea su amigo, lo curioso es que en la reunión Romero haya deslizado ante los asistentes que Germán Alfaro mantiene diálogo con Jaldo. El episodio no debe ser muy grato para Valeria Amaya, la alfarista que pugna por sopar una banca en la Cámara Baja, ni mucho menos para el radical Mariano Campero, que lidera esa lista de Juntos por el Cambio.

Esta buena onda entre peronistas se trasladaría a la Legislatura, en donde el alfarismo se quedaría con la vicepresidencia primera. En paralelo, el último día hábil de la semana cerró en la Cámara con una reunión entre Jaldo y quien será su vicegobernador, Miguel Acevedo. De alguna manera, fue una continuación del mitin que el viernes pasado habían mantenido en la Casa de Gobierno Jaldo, Manzur, Acevedo y Sergio Mansilla. El aguilarense será el presidente subrogante; es decir, el tercero en la línea sucesoria, siempre y cuando se garantice que manzuristas y jaldistas permanezcan dentro de un mismo bloque de 34 legisladores. Mansilla y Acevedo, bajo el mando de Manzur, conforman desde hace ochos años una sociedad política con potente influencia en el interior. “El Comisario”, con esta jugada, apuesta a contener una eventual resistencia de los parlamentarios ligados al saliente mandatario, todavía quejosos e inquietos por lo poco que parece tocarles en el reparto final, y por el silencio de su jefe.

No es casual que hoy todos se pregunten por el futuro de Manzur. Hay quienes aseguran que en esa reunión con su compañero de fórmula y a la que se sumaron Acevedo y Mansilla confirmó que asumirá como senador en diciembre, en reemplazo de Pablo Yedlin. Justamente, el virtual ministro de Salud de Massa presentó los planes en salud pública este jueves ante la mirada de Manzur, quien estaba sentado en la primera fila. Lo sugestivo es lo que cuentan colaboradores del primer candidato a diputado: que el jefe de campaña en el NOA de UxP se enteró casi tres semanas después del ofrecimiento de Massa para que uno de sus “pichones” de sume a un eventual gobierno massista. Señales inequívocas del paso del tiempo.

Fuente: LA GACETA

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