Hugo Moyano pierde poder y crece la preocupación por lo que pasa con su gremio
Temprano, un dirigente gremial muy cercano a Pablo y Hugo Moyano, no podía entender cómo el mayor de los líderes Camioneros mira sin reaccionar cómo cada presencia relacionada con el gremio termina siempre relacionada con un escándalo.
En 20 años dejó de ser ese sindicato apabullante que además de duplicar las paritarias de la mayoría de los otros gremios, abandonó la conducción monolítica de la CGT y perdió la personería en Santa Fe. Uno de sus hijos, Facundo, siente algo de vergüenza, y lo dice, por su progenitor y, a fines del año pasado, perdió la conducción del Club Atlético Independiente a manos de un grupo de dirigentes del PRO.
“No sé qué nos pasa que estamos haciendo estas cosas. Una cuestión es defender al Gobierno como cuando fue la lucha con el campo y otra aparecer con un tipo que está procesado y denunciado, teñido, y como fascista de remera negra”, le dijo a MDZ un importante dirigente camionero que, en su momento, defendía cada medida de Moyano padre e hijo.
Sin embargo, ahora no mira todo homogéneamente. “Ya no podemos echarle la culpa a Pablito… Pablito tiene más de cincuenta años, no es un nene, sabe lo que hace… Y no nos hace bien a los que estamos en el gremio”, reveló la misma fuente.
La pérdida de poder real por parte de Hugo Moyano es inocultable, y repercute directamente en la organización que conducía sin ningún tipo de contradicción interna, esa que ahora apareció, fundamentalmente, porque empezó a romper con un estigma principalísimo del gremio: “Por más que se quejen, no hay una empresa que haya quebrado o cerrado por nuestra culpa”. Eso estaría cambiando.
Cuando Moyano empezó a trabajar y apuntaló el proyecto de Néstor Kirchner, no solo era el gremialista con más poder del país, sino que también llegó a presidir el Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires, de donde se fue denunciando que era una cáscara vacía.
La siempre homogénea fuerza camionera empieza a hablar, en estricto off, por lo que puede suceder si se desnuda la realidad gremial que solo puede ser cuidada por Hugo Moyano, a quien no lo ayuda decir que puede conducir un proceso que a todas luces está siendo manejado, valga la redundancia camionera, por su hijo Pablo.
La aparición de dirigentes como Oscar Borda, dirigente de la rama logística de la zona sur del Gran Buenos Aires, pone en alerta a sus pares del Gran Buenos Aires. Nadie quiere que se lo emparente con un procesado.
En El Cohete a la Luna, con Horacio Vertbisky, Sergio Massa comprobó que era muy difícil explicar la presencia de Borda acompañando, junto con los casaca negra, a sus directores de Comercio Interior.
Pero lo peor que sintió fue la advertencia realizada por el periodista vocero del pensamiento de Cristina Fernández de Kirchner cuando éste le recriminó que haya sucumbido a la presión de la oligarquía para conseguir dólares a través del dólar soja. Quizás por eso deba tragar saliva y permitir el sobregiro que amenaza la paz de los empresarios de comercio.