Imaginando que Jaldo lo puede echar, Giobellina se hace nombrar en la planta permanente del Ente de Turismo
La semana última se viralizó la imagen del expediente 2.546/460 del Ente de Turismo. En ese registro podía leerse que la vicepresidenta del Ente de Turismo de la provincia solicitaba que su jefe, el presidente del Ente de Turismo, fuera designado en planta permanente de ese organismo con categoría 24, que es la más alta del escalafón, según señala en La Gaceta el periodista Federico van Mameren este domingo.
Elena Colombres Garmendia sostiene en el documento que durante todos los años que Sebastián Antonio Giobellina estuvo en funciones (fue presidente y vicepresidente del Ente en la última década) “se dieron lugar un gran número de decretos de nombramientos en los cuales el Sr. Giobellina no fue incluido por lo que considera oportuno designarlo en planta permanente del organismo a fin de asegurar su continuidad como empleado del Ente teniendo en cuenta su valioso trabajo”. La vicepresidenta justifica algo así como que como muchas veces Giobellina hizo bien las cosas ahora debe hacerse lo que no corresponde. Sorprendente razonamiento.
Por las dudas, para no recibir críticas por la creación de un carego que está mal vista en tiempos donde se declama el ajuste, aclara que existe esa vacante. Y también hay una cita que advierte que Colombres Garmendia puede hacer esa designación. Lo que no dice es que a simple vista a algunos podría darle un poco de vergüenza que la subordinada designe a su jefe como empleado. De cuestiones éticas, mejor no hablar.
Giobellina podría haber renunciado y, posteriormente haber sido designado. Pero en este mundo las renuncias no figuran en el diccionario del funcionario tucumano. Tanto es así que Colombres Garmendia lo designaba a partir del 29 de octubre del corriente que es cuando Giobellina deja de ser presidente del Ente.
Aquel martes se hicieron múltiples llamados a la vicepresidenta del Ente pero lamentablemente sus ocupaciones no le permitieron atender para dar explicaciones. Una de las preguntas pendientes era si se estaba violando la carrera del empleado público que permitiría estar en la categoría más alta. Cabe destacar que Giobellina no fue avanzando en la carrera ya que fue siempre personal jerárquico aún cuando tiene 19 años y tres meses en esa actividad.
El martes no volvió más, pero el miércoles –que también se fue para siempre- comenzó la reacción en el Ente. Pero no es como vos estimado lector te estás imaginando. La vergüenza y los principios éticos no hicieron derogar aquella resolución. Simplemente iniciaron una desesperada caza de brujas. La primera respuesta fue buscar quién había sido el responsable de sacar la foto del martes. De mal en peor.
Ante el silencio de la vicepresidenta del Ente se pidió una explicación ante algunas autoridades de la Casa de Gobierno. La respuesta fue la esperada: “no sabemos nada, es un ente autárquico”. Inmediatamente, vino la segunda frase: “pero eso se suele hacer y no es el único caso”.
Es decir nadie desde el oficialismo puso el grito en el cielo para sentirse orgulloso de su gestión. Cuando llegó el viernes, ya nadie decía nada. Hasta había alivio porque no se había producido gran revuelo por este tema. Tal vez por eso el expediente no se había dado de baja y seguía esperando que baje la espuma.
No hace mucho, cuando la política era una cuestión de orgullo los funcionarios llegaban con un presidente o un gobernador y cuando el mandato concluía se iba dejando lugar para quien viniera. Hoy, los funcionarios quieren salvarse como si fuera más importante su ego y sus intereses y no el de la sociedad a la que ellos deben prestar servicio.
Sorprende que en el Ente a nadie se le ocurrió que el 1 de noviembre se podía pedir el nombramiento si tanta idoneidad carga Giobellina sobre sus espaldas.
Ante tanta confusión, tal vez la mejor forma de pasar este temporal podría ser organizar un viaje a París y al mismo tiempo pasar este mal trago.
Fuente: CONTEXTO