Juicio por sedición policial: las razones por las que no se pudo frenar los saqueos
El ex jefe de Policía Jorge Racedo dio algunos indicios sobre por qué la provincia se transformó en un caos. Acusaciones en contra de funcionarios. Duras conclusiones.
En la primera audiencia del histórico juicio por la sedición policial que derivó en los saqueos de 2013, el martes, el ex jefe de Policía Jorge Racedo, uno de los acusados, reveló algunos detalles desconocidos de esos trágicos días. En la segunda, ayer, el ex titular de la fuerza dio claros indicios de por qué no pudieron frenar el caos que se vivió en la provincia entre el 8 y el 10 de diciembre de ese año.
Si bien es cierto que su declaración no es incriminatoria, en el debate surgieron nombres y se amplió el campo de los responsables. En su testimonio hubo dos nombres que se repitieron varias veces: el del ex gobernador José Jorge Alperovich y el de su ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer. Estas son algunas de las situaciones que quedaron al descubierto con sus dichos:
1- Sin inteligencia
“Teniendo en cuenta que en varias provincias ya se habían registrado huelgas policiales, ¿se realizaron tareas de inteligencia para averiguar cuál era el estado de ánimo de los efectivos tucumanos?, le consultó el defensor Ernesto Baaclini. Racedo dijo que no. “Días previos al inicio de la huelga, el gobernador Alperovich me había informado que la paritaria con la ‘cana’, así le decía él a la Policía, iría al último”, destacó.
“Luego se interiorizó sobre cuál era el ánimo de los efectivos. ‘Acá está todo tranquilo, no le hinchemos los huevos a los changos’, me dijo. Después, el ministro Gassenbauer le dijo que él había hablado con los ‘changos’ y que todo estaba normal”, destacó.
Ante la insistencia del defensor, indicó que una vez que los sediciosos coparon la Subjefatura, sí ordenó al personal de inteligencia que, desde lugares alejados, filmara y fotografiara a los sediciosos. “Gracias a ese trabajo pudieron ser identificados por la Justicia”, aseguró.
2- Sin firmeza
Racedo dejó muy en claro quiénes eran los representantes de la Policía que negociaban con el Poder Ejecutivo y a los que los funcionarios llamaban “changos”. Dio a entender que Víctor Nacusse, Palavecino, Ávila y Ángel Chaile eran los referentes de los uniformados para negociar las mejoras salariales con el Poder Ejecutivo. “ ‘El aumento lo doy yo, que dejen de romper las pelotas los ‘canas’’, fue una de las frases que me dijo Alperovich”, declaró Racedo.
El ex titular de la fuerza también recordó que en marzo de 2012, después de haber llegado un acuerdo de incremento salarial, Ávila, Chaile y el comisario Miguel Ángel Toledo desacreditaron a los otros interlocutores y cortaron el tránsito en la esquina de Maipú y Santiago del Estero. “Fue un acto de insubordinación y por eso le pedí al gobernador que fueran cesanteados, lo que finalmente ocurrió con esos cabecillas”, explicó. “No entiendo por qué Nacusse y los otros siguieron cumpliendo con ese rol, ya que cuando asumí dije que era momento de disciplinar a la fuerzal. El reclamo de 2011 le costó el cargo a mi antecesor, Hugo Sánchez”, añadió.
3- Sin claridad
Retén es el término que se utiliza para ordenar que todos los efectivos de la fuerza en situaciones de emergencia. Por las preguntas realizadas por la defensora Aurora Díaz Argañaraz, el acusado reconoció dos puntos clave: la orden la dio verbalmente y no por escrito, por lo que no existe constancia de lo que ordenó. Se confirmó que dio esa instrucción ese lunes a la madrugada para la Unidad Regional Capital y, para las otras que son del interior, horas después, por la mañana.
“Los jefes de las regionales son los responsables de transmitir esta disposición. En la capital, el personal que se encontraba de servicio no debería haber abandonado el servicio, mientras que no pasó lo mismo con el interior, que ya habían dejado su puesto de trabajo”, explicó.
“Cuando le planteé lo que estaba sucediendo y que podría ser necesario pedir un retén. Alperovich me dijo: ‘dejá de romperles las bolas a los changos con un retén’ ”, afirmó.
4- Sin ayuda
Racedo insistió nuevamente que el lunes a las 9 les pidió a las autoridades políticas de la provincia que solicitaran ayuda a las fuerzas federales para colaborar con las tareas de prevención. Recalcó que el ex fiscal de Estado, Jorge Posse Ponessa se encargaría de concretar esa idea.
“No sé bien qué pasó ni cuáles fueron las gestiones; sí puedo decir que llegaron menos de 100 el martes 10, cuando los efectivos ya habían llegado a un acuerdo”, indicó el ex jefe.
5- Sin excusas
La defensora Julieta Jorrat recalcó en su interrogatorio la diferencia que existe entre las órdenes políticas que debían hacer ejecutar los funcionarios y las operativas que debían ser impuestas por parte de la plana mayor de la fuerza. “Daba las órdenes que debían ser cumplidas por los jefes de las regionales. Ellos informaban las novedades al subjefe de Policía (Víctor) Sánchez”, recalcó en más de una oportunidad Racedo.
“No todo el personal se plegó a la huelga, pero tampoco colaboraban con los oficiales que estaban haciendo recorridos en las calles. Muchos de ellos hicieron la planchita, que era mantenerse al margen para buscar provecho”, argumentó. “¿Usted qué hizo para que eso no pasara?”, le insistió Jorrat. “Eso era un trabajo de los jefes de comisarías, después de los de zona y, por último, de los titulares de las regionales”, ejemplificó.
También recalcó que sus palabras podrán ser respaldadas por varios de los testigos que deben declarar en el juicio. Salvo Alperovich, todos los mencionados deberán descartar o confirmar sus dichos.
6- Sin pruebas
La mayoría de los defensores consiguieron lo que buscaban en la etapa de interrogatorio. “Había personas que tenían armas, pero no puedo precisar quiénes fueron. Tampoco nunca me blandieron o mostraron una”, reconoció el ex jefe de Policía.
También admitió que varias de las charlas que mantuvo con los funcionarios del Poder Ejecutivo y con los integrantes de la plana mayor no quedaron asentadas en actas o en informes especiales. Una de ellas es la supuesta orden que le dio el secretario de Seguridad, Paul Hofer, al jefe del servicio 911, Leandro Herrera, para que “levantara” el área de monitoreo. “Muchas veces solicitaba cosas el secretario sin que estuviera al tanto. Tuvimos varios entredichos por esta situación”, destacó.
7- Sin final feliz
Cuando el acusado llevaba más de tres horas respondiendo preguntas, su defensor, Arnaldo Ahumada, solicitó que dejaran de interrogarlo porque estaba visiblemente cansado y que si era necesario, lo haría en otra oportunidad.
El presidente del tribunal, Fabián Fradejas, que es acompañado por los jueces Gustavo Romagnoli y Luis Morales Lezica, le consultó a Racedo si podía despejar algunas dudas. El imputado aceptó y, a partir de una especie de ping pong de preguntas y respuestas, el ex jefe de Policía reconoció:
– No haber frenado la protesta cuando los sediciosos no eran más de 50 y no habían llegado a la zona de la Subjefatura de Policía.
– Confirmó que los revoltosos nunca ocuparon el interior del edificio, sino que fracasaron en su intento de hacerlo.
– No haber ponderado la cantidad de efectivos “leales” con los que se podría haber intentado frenar la sedición.
– Tampoco pudo explicar por qué no recurrió a los efectivos del interior de la provincia para reforzar la presencia en la capital, teniendo en cuenta que no tenían problemas.
– No supo explicar por qué no se rebeló a las órdenes de los funcionarios políticos si él era el responsable operativo de la fuerza.
– Le resultó imposible justificar por qué exigió la presencia de funcionarios judiciales para realizar el desalojo de los manifestantes de la Subjefatura.
Pero faltaba algo más. La defensora Díaz Argañaraz pidió autorización para realizar la última pregunta. Los jueces y el acusado aceptaron. “¿Usted se sintió o cree que estuvo acompañado por el poder político y por los hombres de la fuerza?”, le consultó. “Nunca estuve solo”, respondió y así finalizó la segunda audiencia de un juicio histórico que está abriendo nuevas líneas de investigación.
Un pedido que generó un concierto de no y risas
Antes de que finalizara la segunda audiencia, el auxiliar Gerardo Arch, que representa al Ministerio Público junto a Rafael Heredia Carreño y Adrián Sollazo, pidió la palabra. “Pongo a disposición de todas las partes una inquietud: ¿podríamos comenzar con el debate a las 8 en vez de a las 9?”, preguntó. Después de un corto y desgarrador silencio, en la sala del quinto piso, se escuchó un escandaloso “nooooo” por parte de las otras partes.
La situación, que también generó risa entre los defensores, magistrados, imputados y empleados judiciales, se calmó cuando el presidente del tribunal, Fabián Fradejas, habló. “Entiendo la posición del peticionante, pero también tengo que entender a las otras partes, especialmente a los defensores. Ante un juicio tan largo, ellos necesitan de un tiempo para atender otras cuestiones. Por esa razón dispusimos este horario”, explicó al argumentar por qué las audiencias continuarán realizándose martes, miércoles y jueves de 9 a 13.
Por otra parte, ayer el defensor Pablo Rivera tuvo que abandonar la sala por un problema de salud y su codefensora también se retiró sin informar. El debate pudo continuar porque Julieta Jorrat se hizo cargo de asistir a Pablo Pérez. Para oficializar esa situación, el imputado tuvo que aceptarla como representante.
La tercera jornada continuará hoy con la declaración de Eugenio Mamaní (foto), el primer sospechado en ser uno de los cabecillas de la sedición en hablar. Luego, si hay tiempo, lo harán Franco Acuña y Eduardo Aguirre, dos imputados de ser partícipes y que se encuentran en actividad. Cerrará la lista Walter García, otro de los sindicalizados como líderes de la huelga policial.
La concesionaria de Alperovich: el polémico tema de un ríspido interrogatorio en el debate
Uno de los momentos de mayor tensión del juicio por la sedición policial se vivió en el ríspido interrogatorio que le hizo la defensora oficial María Marta Contreras Cuenca (foto) al ex jefe de Policía Jorge Racedo. El cuestionario giró en torno a la supuesta información privilegiada que podría haber tenido el ex gobernador José Jorge Alperovich durante los trágicos días de diciembre.
– Defensora: ¿Qué hubiera hecho usted si personal de inteligencia le informara que existía la posibilidad de saqueos?
– Racedo: Hubiera hablado con cada jefe de la plana mayor para ponerlo al tanto para que tomaran medidas disciplinarias contra los insurbodinados o arbitraran los medios para tomar la mayor cantidad de recaudos posibles.
– D: ¿Usted sabía que una concesionaria sacó todos los vehículos dos días antes de que se registraran los saqueos?
– R: No… Me enteré por los diarios… No sabía. ¿Habla de la concesionaria del ex gobernador Alperovich?
– D: Sí. ¿Tenía custodia personal en esos días el gobernador Alperovich?
– R: Sí. Eran de la custodia policial que tienen todos los gobernadores.
– D: ¿Ellos podrían haber manejado información? – R: Sí, pero no estaba al tanto.
– D: ¿Si hubiera contado con esa información, se la habría transmitido a supermercadistas, comerciantes y a la comunidad en general?
-R: Por supuesto, pero no sabía nada.
Por Gustavo Rodríguez