La “Ley Mosaica” y el valor espiritual del cuerpo en los intercambios entre Israel y Hamás

El Ejército de Israel confirmó que los cuerpos de los primeros ocho rehenes israelíes entregados por Hamás ya se encuentran bajo custodia de la Cruz Roja. El intercambio, en el marco del acuerdo de alto el fuego, permitió a las familias iniciar el proceso de duelo y cumplir con un principio esencial del judaísmo: el retorno del cuerpo a la tierra.
En la tradición judía, el cuerpo es considerado un receptáculo sagrado del alma, infundida por Dios. “La imperiosa necesidad de recuperar los cuerpos es un valor central en el judaísmo. No importa cuánto tiempo haya pasado, siempre se hará lo posible por devolverlos a su descanso”, explicó el rabino Steven Burg, director de la organización educativa Aish, con sede en Jerusalén.
Las comunidades más ortodoxas suelen rechazar las autopsias, al considerarlas “dolorosas para el alma”, que —según la creencia— permanece en el cuerpo hasta su entierro. En esa misma línea, el periodista español Paul Sánchez, convertido al judaísmo tras residir en Israel, señaló que “la integridad del cuerpo es fundamental para la resurrección en la era mesiánica, por lo que la incineración es prácticamente inexistente en Israel”.
Esta reverencia hacia los restos humanos ha dado origen a instituciones especializadas en su recuperación, como Zaka, integrada por voluntarios ultraortodoxos que recolectan incluso fragmentos y sangre de las víctimas de ataques. Su labor fue determinante tras los atentados del 7 de octubre perpetrados por Hamás.
El peso del Holocausto en la memoria colectiva
El rabino Burg vinculó esta necesidad espiritual con el trauma histórico del Holocausto. “Millones de judíos fueron incinerados sin un entierro digno. Esa herida sigue abierta más de 70 años después”, afirmó. Para Burg, el reciente acuerdo y la recuperación de cuerpos representan “un paso hacia el regreso del pueblo judío a casa”.
Un mandato ético y militar
La doctrina religiosa también influye en la cultura militar israelí. El experto en terrorismo Ely Karmon recordó que “el ejército israelí, desde su fundación, mantiene como principio no abandonar jamás a sus heridos ni a sus caídos”.
Un comunicado oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel subrayó que esta práctica refleja “el compromiso moral de asegurar el regreso de todos los soldados desplegados”, y que constituye “una expresión de la fortaleza ética derivada del judaísmo, los valores sociales y el espíritu del ejército israelí”.
Así, más allá del terreno político y bélico, la entrega de los cuerpos entre Israel y Hamás se inscribe en una dimensión espiritual y cultural profunda, donde el respeto por los muertos y el cumplimiento de los ritos funerarios son considerados una deuda sagrada.