Ley ómnibus: duro cruce entre Lilia Lemoine y Myriam Bregman
Mientras la diputada libertaria responsabilizó a la izquierda de la violencia ocurrida afuera del Congreso, Bregman la trató de «ridícula».
En pleno debate por la Ley Ómnibus, la diputada de La Libertad Avanza (LLA) Lilia Lemoine, tomó la palabra para plantear una cuestión de privilegio y cuestionó al Frente de Izquierda y a Unión por la Patria por los incidentes en las inmediaciones del Congreso. Además dijo que sin operativo de seguridad ella no podría salir a la calle.
«Con los militantes del 2 por ciento yo no puedo salir a la calle», resaltó la legisladora, al hacer una cuestión de privilegio contra la diputada del FIT Myriam Bregman y Nicolás del Caño.
En su exposición, Lemoine sostuvo: «Los hago responsables de toda la violencia».
«Les voy a decir izquierda a los kirchneristas también porque de derecha no son, y peronistas tampoco, porque (Juan Domingo) Perón no estaba con el terrorismo. No vamos a ceder ante el terrorismo, si hay heridos es por culpa de ellos», resaltó Lemoine.
Además, agradeció al personal de seguridad de la Cámara por defenderla y expresó: “Yo no tengo custodia, muchos se van en Uber y yo en el auto de un amigo. Y dejen de hablar de operaciones, porque la persona más operada de esta Cámara soy yo, pero ahora tenemos que tratar la ley de bases».
La respuesta de Bregman
Al sentirse aludida, la presidenta del bloque de diputados del Frente de Izquierda le respondió a Lemoine y aseguró que su par de La Libertad Avanza «no está bien» y cae «en el ridículo».
«Las clases dominantes no elijen bien a su personal político, porque ese personal político no está bien, caen en el ridículo, traen personajes que nos han agredido, lejos vamos a estar nosotros de alimentar ese círculo ridículo», remarcó la legisladora del FIT.
Al responder la cuestión de privilegio, Bregman señaló: «No creo que desde lugares un poco cercanos a las farándula, disfrazarse, nos puedan enseñar cómo defender nuestros derechos, así que tratemos de bajar este círculo ridículo».
Fuente: LA GACETA