Manzur reaparece: ¿vuelve a mover los hilos del peronismo tucumano?

La visita de Juan Manzur a la intendenta Rossana Chahla reactivó las especulaciones dentro del PJ tucumano. ¿Fue un gesto aislado o una señal de reconfiguración interna? ¿Busca realmente la unidad o está marcando territorio frente al liderazgo de Osvaldo Jaldo?
El ex gobernador, fiel a su estilo calculador, eligió el momento y el escenario con precisión. Llamó a Chahla el domingo y el lunes concretó el encuentro. En plena interna peronista, su visita generó lecturas múltiples: desde un respaldo explícito a la intendenta hasta un posible acercamiento a sectores como el de Javier Noguera, que promueven una alternativa electoral antimileísta dentro del PJ.
Chahla, por su parte, dejó un mensaje claro en la reunión: “Déjense de joder, y vamos por la unidad”. La intendenta mantiene un canal abierto con la Casa de Gobierno y evita confrontar con el jaldismo, a pesar del gesto hacia su antiguo jefe político.
Del otro lado, Jaldo mantiene distancia. No respondió al encuentro, ocupado en agenda institucional, y sin interés en una foto conjunta con Manzur. “No mide bien”, dicen desde su entorno, aunque esa justificación se relativiza si se tiene en cuenta su encuentro —también sin fotos— con Germán Alfaro.
Lo cierto es que Manzur no quiere protagonismo, pero tampoco silencio. Habla de unidad, se muestra con referentes peronistas y opina con claridad: reconoce avances macroeconómicos del gobierno de Milei, pero critica los efectos del ajuste en la microeconomía y en el consumo. En Famaillá, compartió un almuerzo con figuras como Sandra Mendoza, José Orellana, los Yedlin y Javier Noguera. Se habla de unidad, pero todo depende de Jaldo.
Sobre la posibilidad de una intervención del PJ tucumano, el propio Manzur habría frenado esa opción. Sería un autogol político en su condición de presidente del partido. Además, Cristina Fernández no ha dado luz verde a ese tipo de maniobras, que ya fracasaron en Salta y Misiones.
Mientras tanto, las encuestas reflejan un escenario polarizado: libertarios con un piso del 30%, el jaldismo en un nivel similar, y un 20% del electorado con rechazo a la “motosierra”. El desafío es articular un frente peronista competitivo para las elecciones de medio término.
Por ahora, el PJ se mueve entre señales, llamados y gestos. Pero todos saben que, si hay una regla de oro en el peronismo, es esta: “tragarse sapos” para no perder poder. Y en eso, tanto Manzur como Jaldo tienen experiencia.