Pronóstico político-institucional: Tucumán, entre el laberinto de Alberdi y el espejo de su propia política
El gobierno provincial intervino el municipio de Alberdi, pero lo hizo sin convicción. Fue una medida inevitable luego del escándalo protagonizado por el intendente Darío Campos y su entorno. El gobernador Osvaldo Jaldo tomó la decisión de manera casi solitaria, sin buscar respaldo interno, y el oficialismo legislativo la acompañó a desgano.
La sesión del silencio
La Legislatura avaló la intervención en una sesión breve, sin debate y sin entusiasmo. Sergio Mansilla apeló a la metáfora literaria para defender al intendente destituido. Otros legisladores evitaron profundizar en las responsabilidades políticas del caso. Se buscó evitar el show, pero también se evitó asumir los costos del encubrimiento previo.
Complicidades cruzadas
Campos llegó al poder de la mano del aparato peronista. Su esposa, Sandra Figueroa, fue intendenta y legisladora. El bloque oficialista del Concejo Deliberante se llamó “Darío Monteros”. La intervención llegó tarde: cuando el escándalo ya era irreversible y los vínculos con el narcotráfico, insostenibles.
Justicia parcial
La Justicia provincial actuó con rapidez contra el empresario Roque Giménez, pero mantiene un trato ambivalente con Campos. El audio filtrado, clave en la opinión pública, podría ser descartado por los tribunales locales, mientras la Justicia Federal sí admite ese tipo de pruebas. La venda de la Justicia, por ahora, no es pareja.
Policías sin respuesta
La denuncia sobre el control político de la Policía encendió alarmas. La Constitución lo prohíbe, pero los municipios tucumanos han creado estructuras propias de seguridad sin regulación clara. Ni comisarios ni agentes advirtieron a tiempo lo que ocurría en Alberdi. O vieron y callaron.
Oposición ausente
Llamó la atención el bajo perfil de La Libertad Avanza. El partido que a nivel nacional denuncia la casta política, en Tucumán eligió el silencio. La relación pragmática entre la Casa Rosada y el Gobierno provincial puede explicar el desinterés por el caso.
Una interna que no se disimula
Jaldo busca consolidarse como único conductor del oficialismo. La intervención lo expone a las críticas internas. El vicegobernador Miguel Acevedo quedó al margen de la decisión. En la Legislatura se evidenció malestar. El gobernador respondió con una crítica al gobierno de Javier Milei por el ahogo financiero a las provincias. La tensión crece por todos los frentes.
Sin hilo de Ariadna
Campos no renunció. Eligió resistir hasta quedar fuera del juego. No hay héroes en esta historia. No hay salidas claras del laberinto institucional. La corrupción no se disimula. Se sostiene.
