“¿Quién hace los goles?”: jóvenes tucumanos cuentan cómo se entra en las apuestas virtuales
La motivación de ganar dinero “fácil”; el deseo de poner adrenalina a la diversión; el bombardeo de estímulos de consumo y la falta de una legislación específica son algunas de las aristas de este fenómeno. Un sondeo informal en Tucumán reveló que casi 4 de cada 10 chicos de entre 18 y 25 años apostaron alguna vez.
De la riña de gallos y la carrera de caballos hasta las apuestas virtuales. Si bien la idea de ganar dinero con los resultados deportivos no es novedosa, la digitalización potenció las posibilidades, y las convirtió en prácticas mucho más silenciosas y riesgosas. La regulación legislativa y los requisitos para registrarse a los sitios web de apuestas son casi nulos: sólo es necesario un celular al alcance de la mano y un partido de fútbol en la liga más insólita del mundo para arriesgar dinero por un ganador. Esta flexibilidad está impactando con particular ferocidad entre los jóvenes, según una encuesta reciente elaborada en la Argentina. Los chicos tucumanos consultados por LA GACETA reconocen el peligro: la mayoría cuenta que comenzó a apostar como hobby.
El estudio de la consultora Opina Argentina arrojó que el 16% de los encuestados de 16 a 29 años realiza apuestas online de algún tipo (deportivas o no), casi el doble que la media general de la población (9%). El reporte también reveló que los varones (11%) son más propensos a estas prácticas que las mujeres (5%) y que el 33% de los jóvenes sondeados conoce a alguien de su entorno social afectado por la ludopatía. Entre los menores de 29 años, el contacto con este fenómeno es aún más preocupante: alcanza al 39% de quienes participaron de la investigación.
Un sondeo informal de LA GACETA en redes sociales a 57 jóvenes tucumanos de entre 18 a 25 años reveló que el 39% de los encuestados había realizado una apuesta deportiva alguna vez. El 100% de ese porcentaje corresponde a hombres.
Todo empieza como un juego
¿Cómo se arranca con las apuestas deportivas? Según una serie de entrevistas telefónicas realizadas a tres apostadores tucumanos de 22 años, quienes pidieron que no se revelara su identidad, todo empieza como una actividad social. Los encuestados coinciden en que se despertó su curiosidad por esta actividad a partir de la experiencia de algún amigo o conocido, y que rápidamente se convirtió en un tema de conversación recurrente en sus grupos. ¿Quién juega hoy? ¿Qué equipo tiene más chances de ganar? ¿Puede haber alguna sorpresa? ¿Quién hace los goles? Son algunos de los interrogantes que abren el debate entre las comunidades de amigos apostadores, y que, según los entrevistados, aportan entretenimiento y entusiasmo a las charlas.
El interés por el deporte es otro de los grandes incentivos mencionados. Los jóvenes consultados, que se consideran a sí mismos jugadores frecuentes, pero no compulsivos o problemáticos, dicen que ver un partido por el que apostaron genera un atractivo extra para el programa. Así, si antes disfrutaban de uno o dos partidos por semana, ahora la cuenta se multiplica. Y claro, con la posibilidad de ganar algunos pesos extra las expectativas por el espectáculo se disparan por el aire.
La casa siempre gana
¿Dónde está el límite entre el entretenimiento y la adicción? Los entrevistados coinciden en que el límite aparece cuando esa actividad que había comenzado como un juego se empieza a percibir también como una oportunidad real de ganar dinero. Esto significa hacer una diferencia económica significativa. Conocedora de estas dinámicas por naturaleza, “la casa” (de apuestas) da algunos gustitos a modo de carnada y otorga pequeñas ganancias a los jugadores. Ahí es cuando todo empieza a desbordarse. Los apostadores no siempre son conscientes de que están siendo seducidos por el sistema de recompensas, y de que el placer constante e insaciable que genera ganar puede convertirse en una trampa.
La legislación (no) ayuda
El entorno digital facilita el acceso a los sitios de apuestas. Cualquier persona con acceso a internet y un teléfono puede entrar, y apostar sin ninguna barrera. La publicidad tampoco tiene restricciones y eso se ve fácilmente en cualquier estadio. La lógica de las redes sociales agrava la exposición al juego puesto que, si el algoritmo de las redes sociales detecta a un apostador, lo “bombardeará” de oportunidades para que entre y apueste.
Como resultado, al observar un partido, disfrutar de un programa de televisión o incluso al ir a la cancha, hay un ambiente lleno de presiones para consumir esta clase de productos. Una vez despertada la curiosidad, y alentada por la perspectiva de ganar dinero “fácil y rápido”, el juego parece estar sólo a un clic de distancia.
Ante esta situación, el 31 de mayo de 2024 la diputada del Frente Renovador, Micaela Morán, presentó en el Congreso la “Ley de Ludopatía Juvenil”. Este proyecto tiene como objetivo desarrollar una política integral de concientización en la Argentina y regular la publicidad de las apuestas online. Estas son algunas de las medidas propuestas.
-Incluir actividades pedagógicas en los establecimientos educativos de todos los niveles.
-Articular medidas con instituciones deportivas, culturales y organizaciones de la sociedad civil especializadas en la prevención y el tratamiento de la ludopatía.
-Prohibir la publicidad, promoción y patrocinio de los juegos de azar, destreza y apuestas entre las 8 y las 23.
-Prohibir el diseño de spots o avisos orientados en forma directa o indirecta a menores de 18.
“El proyecto ya se empezó a tratar en las comisiones y estamos contentos porque hay acuerdo para tratarlo: hay voluntad para que esto pueda avanzar. Ojalá podamos rápidamente tener un texto final y que llegue al recinto para poner un freno a la ludopatía juvenil”, afirmó al respecto la diputada Morán en diálogo con “Radio con Vos».
¿Qué hacer mientras tanto? Intentar entender el problema y sus riesgos, y mirar más allá: muchas razones muy profundas explican el auge de las apuestas virtuales en la juventud.
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Fuente: LA GACETA