Tras el revés en el Senado, Milei endurece su discurso mientras la oposición acelera su ofensiva en Diputados

Luego del llamado “jueves negro” en el Senado, cuando la oposición y un grupo de gobernadores aprobaron proyectos que ponen en riesgo el programa fiscal oficial, el presidente Javier Milei reaccionó con furia y acusó a los mandatarios provinciales de intentar destruir su Gobierno.
La tensión con las provincias crece mientras la oposición evalúa adelantar una sesión especial en Diputados, sin esperar el receso invernal previsto inicialmente. El objetivo es aprovechar el impulso de la derrota oficialista en el Senado y avanzar con el tratamiento de los proyectos que garantizan fondos a las provincias (reparto automático de ATN e Impuesto a los Combustibles), y los dictámenes sobre financiamiento universitario y emergencia sanitaria pediátrica.
Incluso podrían sumarse los vetos presidenciales a las leyes jubilatorias y de discapacidad, aunque el Ejecutivo anticipó que antes buscará judicializar la sesión, a la que considera inválida por supuestas irregularidades en la convocatoria.
Si la Cámara baja logra reunir una mayoría agravada, podría forzar el tratamiento inmediato de los proyectos sobre tablas y dejar al presidente sin margen de maniobra. La fecha tentativa para la sesión es el miércoles 30 de julio, pero todavía no hay acuerdo cerrado entre los bloques opositores y los gobernadores.
En el Senado, la caída del oficialismo se explicó por la confluencia del kirchnerismo, sectores dialoguistas y varios gobernadores aliados, que esta vez decidieron tomar distancia. Entre quienes acompañaron los proyectos provinciales se cuentan Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco), Ignacio Torres (Chubut) y Hugo Passalacqua (Misiones).
Estos mandatarios admiten que el ajuste fiscal era necesario, pero sostienen que se alcanzó un límite de resistencia social y que las provincias no pueden seguir asfixiadas financieramente.
La reacción de Milei, lejos de suavizar la disputa, fue elevar el tono. El presidente confirmó que vetará los proyectos que apruebe el Congreso y los enmarcó en su retórica de la batalla cultural: “nosotros frente a la casta”. Su apuesta es que la sociedad convalide su rumbo económico en las elecciones de octubre.
El impacto político alcanzó también a su propio espacio: la vicepresidenta Victoria Villarruel, obligada a habilitar la sesión por reglamento, quedó bajo fuego cruzado de la Casa Rosada y el ala más radical del oficialismo. Villarruel, a su vez, sorprendió al responder críticas en redes sociales cuestionando el uso de fondos públicos para gastos discrecionales mientras se niegan recursos a jubilados y personas con discapacidad. Este gesto terminó de erosionar su vínculo con Milei y con La Libertad Avanza.
Mientras tanto, en Diputados, la oposición busca acordar una fecha para abrir el recinto y emplazar a la comisión de Presupuesto, presidida por José Luis Espert, que mantiene bloqueados los proyectos de financiamiento provincial.
El oficialismo, en minoría, necesita recomponer alianzas con los bloques dialoguistas. Sus esfuerzos apuntan a retener el respaldo del MID, de la Liga de Gobernadores del Interior, de Innovación Federal, de los sanjuaninos de Producción y Trabajo y de legisladores referenciados en provincias patagónicas. Además, Milei requiere sostener un apoyo cohesionado del PRO y de sectores de la UCR, aunque parte de estos espacios quedó resentida por la forma en que se negocian los acuerdos.
La incertidumbre domina la escena. Mientras la oposición afina la estrategia para sumar votos y avanzar con los proyectos, el Gobierno apuesta a retrasar la definición y rearmar su bloque de “héroes” que lo proteja de un nuevo revés legislativo.