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El consumo masivo en Argentina enfrenta su peor crisis en décadas, con expectativas de estabilización recién en 2025

 El consumo masivo en Argentina enfrenta su peor crisis en décadas, con expectativas de estabilización recién en 2025

El consumo masivo en Argentina continúa en una profunda crisis, con caídas significativas en diversos sectores. Osvaldo del Río, director de la consultora Scentia, analizó la situación en una reciente entrevista, detallando el comportamiento del consumo durante los últimos meses y proyectando un panorama poco alentador para el cierre del año.

Según los últimos datos del INDEC, la actividad económica de julio mejoró un 1,7% en comparación con el mes anterior, pero el consumo masivo empaquetado —que incluye alimentos, bebidas, productos de limpieza y cosméticos— sufrió una notable contracción del 17,2% en agosto respecto al mismo mes del año pasado. «Sabíamos que el segundo semestre sería el más duro del año, ya que se compara con las mejores bases del 2022», explicó Del Río, recordando que el año pasado hubo medidas para incentivar el consumo en un contexto electoral.

El descenso en todos los canales de venta es alarmante: los supermercados cayeron un 18%, los autoservicios un 17% y los almacenes y kioscos alrededor del 17%. En particular, los productos de higiene, cosmética y las bebidas alcohólicas registraron caídas superiores al 20%.

Un futuro incierto hasta 2025

Del Río anticipa que las caídas en el consumo continuarán durante el resto del año, con contracciones de doble dígito hasta noviembre. “El 2024 podría cerrar como uno de los peores años en términos de consumo masivo en tres décadas, incluso peor que en la crisis de 2001″, afirmó.

A pesar de estas cifras negativas, Del Río mencionó una relativa estabilización en las ventas desde abril, aunque esta estabilidad no es un signo de recuperación, sino una «nueva normalidad» de bajo consumo que podría persistir hasta el 2025. «Estamos fijando una base baja de consumo que será muy difícil de revertir en el corto plazo», advirtió.

El impacto de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo

La fuerte inflación, acompañada por la pérdida del salario real, ha sido un factor clave en esta crisis de consumo. Del Río señaló que cada vez más consumidores migran hacia marcas más económicas, en un intento de estirar sus ingresos. Aunque algunas paritarias han generado una leve mejora salarial, el poder adquisitivo sigue lejos de recuperar lo perdido.

En cuanto a las expectativas para el resto del año, Del Río no mostró optimismo: «Las caídas continuarán, y aunque el consumo se ha estabilizado, la situación no deja de ser preocupante». Además, advirtió sobre posibles ajustes económicos después de las elecciones de diciembre, que podrían agravar la situación para los consumidores.

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